Del elixir de la vida al elixir de la muerte – Parte III

Espero y hayas leído la primera y segunda parte de esta linda historia que tus profesores te negaron porque te odiaban y querían verte alejado de la ciencia y estudiando administración de empresas. Pues bien, si lo hiciste sabrás que nos quedamos en busca del tan codiciado «oro blanco».

A partir de la segunda mitad del siglo XVIII (1750 en adelante aproximadamente) hasta la primera mitad del siglo XIX (1840 aproximadamente) se desató la revolución industrial, esa cosa extraña que tanto te mencionaron en la escuela pero que a pesar de ello con dificultad logramos ubicar en una línea del tiempo.

La revolución industrial marcó un antes y un después en lo que a la historia de la ciencia (y en general) concierne. Por aquellas épocas el salitre era tan escaso como los alquimistas, la ciencia ya había avanzado lo suficiente y ya no era un extraño cuento de hadas que gustaba de envenenar personas con mercurio; Darwin había establecido la teoría de la evolución de las especies, ya teníamos una teoría sobre los microbios, se inventó el cálculo, la mecánica de fluidos y Mendel jugando con guisantes había sentado las bases de la genética.

Precisamente por esta confianza que se había ganado la ciencia, se le dio la oportunidad ─como debe ser, maldita sea─ de revolucionar a toda la humanidad. Como bien sabrás, la revolución industrial fue la época en la que se empezaron a crear maquinas tan increíbles como el tren y el barco de vapor, y gracias ello empezamos a sacar mayor provecho de la energía que nos brindan los combustibles.

No sólo eso, empezamos a crear máquinas de vapor que servían para todo, empezamos a automatizar procesos, venga, que la palabra te lo dice todo: Revolución.

niña revolución(Niña obrera durante la revolución industrial)

Uno de los sectores más beneficiados con todos estos nuevos aspectos fue el agrícola, al poseer máquinas podíamos sembrar mayores áreas en menor tiempo. También las máquinas empezaron a necesitar más carbón, más combustible, más de todo, la minería se volvió canasta básica para satisfacer las necesidades energéticas de todos estos monstruos de la tecnología que nos habían ayudado a romper un poco las cadenas que tenemos al trabajo como los malditos esclavos que somos.

¿El problema?, bueno,  los avances en la agricultura iban con la finalidad de crear más alimento para una población en constante aumento, y sí, también con fines económicos, nada es gratis en esta vida ─De nuevo: principio de conservación de la materia─.

Todos estos cambios fueron muy raros para la naturaleza, porque no todo el suelo es fértil, no todas las tierras son tan ricas en nitrógeno como se piensa, ¿la solución?, bueno, utilizar fertilizantes, en este caso el salitre. Ese oro blanco que empezaba a tomar un valor increíble por todos estos cambios que estaba viviendo el mundo.

Peor aún: La minería y sus explosivos eran cosa de todos los días, si has puesto atención sabrás de inmediato que los mismos también se hacían con salitre, en fin, el salitre era una especie de petróleo, era la verdadera sustancia que estaba moviendo al mundo, lo movía más que las máquinas de aquellos hombres de ciencia.

Si no te quedaste dormido en la parte II de esta historia, recordarás que el salitre no está en todos lados, y claro, el poco que había no estaba dando abasto para todas estas cosas que los humanos estaban necesitando, ¡Qué desgracia!, ¿cómo iba a seguir el progreso humano sin su mayor motor?, ¿acaso tendríamos que renunciar a todas estas máquinas y a todos esos ricos vegetales tan necesitados de nitrógeno?, ¿tendríamos que volver a la época de las cavernas y matarnos a palos?, pues no ─bueno, algo así─, aquí te va lo que pasó:

Si tienes una mínima idea de lo que ha ocurrido en el planeta a través de la historia, tal vez recuerdes que en América nos cansamos de que los españoles nos trataran como sus perras, entonces para inicios y mediados del siglo XIX (1800-1850) iniciaron todas las guerras hispanoamericanas, es decir, guerras de independencia donde les demostrábamos a los españoles que éramos más civilizados y teníamos la capacidad para dirigir nuestro propio rumbo como madres solteras, luchonas y ahora «independientes» que somos.

Cuando se terminan estos conflictos con los españoles, los nativos empiezan a repartir las tierras que el antiguo gobierno realista español había ocupado. En Sudamérica uno de los territorios más polémicos al ser repartido fue el desierto de Atacama, este desierto colinda con tres países (nuestros protagonistas): Perú, Bolivia y Chile.

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(Desierto de Atacama).

Como te debes estar imaginando, llámalo destino, llámalo Dios o como quieras, pero pareciese que alguien dispuso las piezas necesarias en este planeta para seguir avanzando. En dicho desierto se descubrió la fuente de salitre más grande del planeta, imagina la mina de oro blanco más grande del mundo y mucho más fácil de extraer que el oro convencional, de hecho, todo papel-moneda solía respaldar su valor en oro, ¡qué ironía!, usábamos oro dorado para comprar oro blanco, la sátira de la economía humana a todo lo que da.

Como todos buenos humanos basamos la propiedad en papeles y líneas imaginarias sin sentido alguno, a la hora en que estos países buscaron los papeles de propiedad de dicho desierto se dieron cuenta que misteriosamente se habían extraviado.

En 1866, tras una disputa pacífica los chilenos y los bolivianos acordaron repartir 50/50 todos los minerales extraídos allí, de hecho, habían quedado también 50/50 con el tema del territorio. Esto no fue nada malo, el problema es que en la zona se descubrían cosas más impactantes, por ejemplo:

Dicho desierto estaba pegado al mar, donde hay mar; hay pájaros, gaviotas y todos esos pokémon extraños. Ellos son fuente de guano (mierda) que curiosamente es rico en nitrógeno, venga, que eso de los fertilizantes basados en la mierda no es nada nuevo ni para ti, obvio la zona se volvía más cotizada por el exceso de guano encontrado, una zona más polémica por el hecho de que todo el mundo estaba escaso de salitre, era decisivo quedarse con ese lugar que a gritos prometía ser la salida para los problemas económicos que toda independencia deja tras de sí, al fin de cuentas ser mamá luchona e independiente no es nada fácil.

Posteriormente se iban descubriendo más cosas, la zona también era rica en plata ─otro elemento de la tabla que tiene gran valor para los hombres a los que les falta  valor en sus corazones─. Los abogados, fiscales, políticos y todas esas cosas raras que no entienden la ciencia, hicieron como si la virgen les hablara y empezaron a formular preguntas raras tipo: «¿Es lo mismo un mineral qué un compuesto inorgánico?», creían que los minerales sólo estaban hechos de cosas no metálicas, así que alguien debía quedarse sólo la plata, ya que es un metal, no un mineral, esto según aquellos hombres, para que te des una idea de hasta dónde llega la avaricia  e ignorancia humana, había suficiente para todos los países, pero no, alguien debía quedarse con todo.

Bolivia fue exigiendo que Chile cediera un poco, Chile intentó negociar, llegaron a otro acuerdo donde eran felices estos dos países, el problema es que el gobernante en turno murió y el nuevo al poder sólo llegó para decir: «No me importa una mierda los acuerdos que hayan tenido previamente, tenemos que restablecerlos todos».

Y así fue, para 1874 Chile firmó un acuerdo donde había cedido territorio y muchas cosas, pero fue un acuerdo mutuo al final de cuentas, sólo había una regla que Chile había exigido a Bolivia. Dicha regla consistía en que Bolivia no cobrara impuestos a nada que tuviera que ver con lo que Chile explotaba de dicho lugar en los próximos 25 años, ambos firmaron, todos felices. De hecho, Chile pidió permiso para poner un tren en dicho desierto y así facilitar el transporte de la materia prima (toda la revolución industrial en acción), Bolivia accedió.

El problema es que nuestro otro protagonista, Perú, se estaba muriendo de hambre y misteriosamente firmó una alianza de paz y de compañerismo de guerra contra amenazas externas con Bolivia, dicho en cristiano: Se volvieron aliados, novios, una pareja gay sudamericana.

Tanto Bolivia como Perú experimentaban crisis económica por la independencia, estaban en vías de desarrollo para alcanzar de nuevo la estabilidad, por ende, Bolivia decidió cometer dos grandes errores:

Dijo que el acuerdo de 1874 no era válido pues debía ser aprobado por otras leyes y que fue algo apresurado, una aventura de una noche, nada serio, así que decidió poner un pequeño impuesto de 10 centavos a todo lo que Chile sacaba del desierto de Atacama, y así, violando el tratado hecho previamente.

¿Y el segundo error?, pues no llamar a la señorita Chile al día siguiente después de tan tremenda cogida.

A Chile se le acabó la paciencia cuando Bolivia rompió el acuerdo de 1874 con su mentado impuesto y exclamó con su tan conocido vocabulario: «¡A la mierda tu wea de impuesto weon, arderán en el infierno tú y tu gente fome de mierda!».

Esos 10 centavos son un hito en la historia de la humanidad, fueron el casus belli de la popular guerra del pacífico, también conocida como: «La guerra del salitre y el guano» ─no es broma, así se llama─. En otras palabras, en 1879 Chile declaró la guerra a Perú y Bolivia, dos contra uno sin límite de tiempo.

Tal vez te puedes llegar a reír mucho si imaginas a los soldados de estos países vestidos con esos extraños ponchos y montados en llamas, pero no, fue muy diferente, ¿recuerdas que Chile construyó un tren?, fue por algo, la zona sólo era accesible a través del mar (de allí que se le diera el nombre de «la Guerra del Pacífico»), de pacífico ya no tenía una mierda, se había convertido en una guerra marítima, Chile había tomado una sabia decisión de comprar dos buques de guerra blindados a Inglaterra unos años atrás, unos barcos último modelo que funcionaban basados en vapor, eran rápidos y poderosos, era la ciencia y la revolución industrial brillando de nuevo.

Esta guerra fue ridícula en todo el sentido de la palabra (todas las guerras son ridículas), ¡La humanidad se estaba peleando por mierda de pájaros y sales!, todos esos países se estaban muriendo de hambre, pero eso no los detuvo, sólo imagina que Chile estaba peleando con barcos último modelo sacados a 18 meses sin intereses en Wal-Mart, y Perú (el más jodido),  por andar haciéndose el valiente se había inmiscuido en una guerra marítima que no iba a ganar, Bolivia estaba cabalgando llamas ─no es cierto─, porque créelo, no tenían poder naval, sólo mira en que parte del mundo está Bolivia y entenderás porque no hay necesidad de fabricar barcos. Menos los vas a construir si eres pobre, y peor aún si la única riqueza  de tu país estaba en un desierto donde se había desatado una guerra.

Fragata_Cochrane
(La poderosa Fragata blindada «Cochrane», utilizada por Chile).

El salitre por el que se estaban peleando estaba siendo usado directamente en artillería y balas, ¡Pólvora!, el viejo «elixir de la vida» de los taoístas chinos, ¿En qué punto esto deja de ser historia y se convierte en tragicomedia?, no sé, dímelo tú.

No sé si sepas mucho de guerra y estrategia militar, pero si ganas el mar; ganas la tierra, sólo es cuestión de desplazar tus tropas por la costa y protegerlas con los barcos, una vez en costa proteges tus barcos con artillería, se avanza lento, si tierra adentro hay problemas se retrocede de nuevo a la costa donde estés protegido, para aprender estrategias marítimas sólo hay que revisar la historia bélica de Japón, Corea y los viejos vikingos.

Esta ventaja estratégica que tenía Chile por sus nuevos barcos le permitió ganar la guerra, y que bueno que lo hizo, porque el mundo estaba esperando a que estos tres niños dejaran de jugar a la guerra para empezar con la exportación internacional del salitre que necesitaba el mundo.

Terminada la guerra del pacífico (allá por 1884) los tres países firmaron una tregua en la que Chile se quedaba con prácticamente todo el desierto, esto desencadenó la época dorada más famosa de la historia para Chile, de la noche a la mañana se había convertido en el exportador número uno del recurso natural más cotizado en todo el mercado internacional. Bolivia terminó pobre y muy devastada, Perú ni se diga, tuvo que entrar en algo llamado «reconstrucción nacional», que es sinónimo de «estamos en banca rota, sólo nos vamos a preocupar por comer (palomas) y ya no nos interesa nada, se aceptan donaciones», pero bien merecido lo tenían, la ambición y la recalcitrante postura de querer someter a Chile los orilló a esa situación.

Chile no esperó para sacar a relucir su avaricia de nuevo, si eres el único vendedor de salitre en una población mundial adicta a esta droga, lo más inteligente que puedes hacer es venderlo lo más costoso posible sin llegar a rozar con lo inhumano.

Bueno, pues a Chile no le importó eso de medirse con los precios, no tardó mucho en recibir la crítica internacional por el monopolio que había formado con el oro blanco, muchos países estaban teniendo dificultades para sostener las consecuencias de la revolución industrial y el hecho de que Chile monopolizara su oro blanco no llevó a nada, de hecho, fue peor que eso, haciendo cuentas se percataron que las reservas de salitre no iban a durar mucho, el mundo estaba en peligro.

La asociación británica para el avance de la ciencia juntó a todos sus químicos hicieron esos cálculos para ver cuánto iba a durar el salitre y las fuentes de compuestos nitrogenados, se alarmaron e hicieron un llamado a todos los químicos del mundo para empezar a tratar este tema lo más pronto posible, pues como te podrás imaginar, los cálculos lo habían determinado: Nos íbamos a morir de hambre.

Por fortuna ─y como ya había mencionado─, pareciese que es el destino, tal vez simplemente la ciencia tiene esa fortuna de ser hermosa, pero mientras la avaricia inundaba los corazones de los países en la guerra del pacífico (allá por 1868, dos años después de que Bolivia rompiera el primer acuerdo) en Alemania nacía un científico de los grandes, y claro, en 1874 (cuando Bolivia y Chile hicieron el tratado de 50-50) también en esas tierras germanas nacía otro de los grandes, era la vida misma la que nos estaba poniendo a los héroes en la historia, el equilibrio raro que tiene la naturaleza para compensar todo lo que estábamos haciendo.

Estos dos científicos habrían de escuchar el llamado que se hizo a todo el mundo para combatir de una vez por todas el problema del salitre, y créeme, lo hicieron de una forma sin precedente alguno, marcaron un hito en la historia de la química.

Lo que hicieron nuestros héroes fue algo que hasta la fecha se sigue usando y que está en tu casa, en tu baño, en todo lo que usas, nuestros héroes salvaron a la humanidad de la inanición.

Pero claro, todo eso será contado en la cuarta parte de esta historia llena de drama y peleas campales por sales y mierda de pájaros.

Sé que esto sonó más a historia que a ciencia, pero créeme, muchas veces hay que tener un contexto para saber la razón por la cual un descubrimiento o invento es importante. Curiosamente este capítulo de la historia determinó la problemática que estaba viviendo el mundo, por eso lo considero importante.

Además la historia (contada completa) es mucho más emocionante. Si no te gusta, bueno, pues te jodes, igual ya la leíste.

¡Nos vemos en la cuarta parte de la historia!, si te gustó puedes compartirla con tu novio, tu novia pero sobretodo con tu abuela que fue a Vietnam.

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#PeaceOut

Mujeres y matemáticas I: Poesía y números

Hola feministas, ya llegó su macho opresor favorito con ganas de insultarlas con las longitudes de mis textos.

Soy un fan declarado de las matemáticas ─y de las mujeres─, por eso aquí les va, presten atención pues les voy a contar unas historias de las mujeres y su protagonismo en las matemáticas. Unas historias llenas de drama, tristeza, heroísmo y de como siempre han habido mujeres que le saben bien al lenguaje de las verdades absolutas, pero que por alguna extraña razón ningún profesor en nuestra formación académica se ha tomado la molestia de contarnos, porque claro, ningún profesor en nuestra formación fue educado para engancharnos no sólo al mundo de la imaginación, sino a un mundo en el que la magia de las historias puede marcar una diferencia. Un antes y un después en el interés del aprendizaje.

Hoy vengo con toda la intención de darles sus debidas menciones a todas aquellas mujeres que han pisado el terreno austero y oscuro de las matemáticas, mujeres que han sido piezas clave en el curso que ha tomado nuestra humanidad. Ésta será la primera entrega de muchas que vendrán después, será como una de esas series de netflix que tanto te gustan, sólo que aquí tendrás que usar tu cabeza para crear las imágenes, yo sólo te daré las palabras.

Sin más de momento… ¡Agárrate que aquí vamos!

.  .  .

Mujeres y matemáticas I: Poesía y números.

«El amor del hombre es en su vida una cosa aparte, mientras que en la mujer es su completa existencia».
─Lord Byron

Bajo el clima sombrío que caracteriza a Inglaterra, George Gordon Byron le daba la bienvenida a su adorable recién nacida a la cual bautizaría como Ada Lovelace Byron.

George no era un hombre común y corriente, estudió en Cambridge y tenía una fuerte devoción hacía el mundo de las letras, y vaya, no sólo tenía devoción, sino que también poseía el talento necesario para hacerse notar en un arte tan difícil y tan malagradecido como lo son las letras. Nacido para ser poeta y para ser un hombre de carácter enamorado, al menos así lo hizo notar en sus múltiples poemas y frases.

Para todo esto: Byron no era cualquier hombre promedio como tu novio todo feo o yo, ¡Byron era guapísimo!, tanto para hombres como para mujeres. El hombre lo sabía y se metía en cualquier lugar ─sabes bien de lo que hablo─. Prácticamente Byron fue el poeta rockstar bisexual de su época.

Escribir mucho del amor no te hace ser buen amante, tal vez por esa razón le fue infiel a su esposa. Una esposa que al enterarse de la infidelidad de George lo abandonaría de inmediato, y claro, eso aunado al hecho de que no le agradaba para nada el estilo de vida bohemia que su esposo estaba llevando. Lord Byron dejó Inglaterra y se fue a viajar por toda Europa, claro, con el dolor de nunca ver de nuevo a su tan amada y hermosa hija, pero claro, no se fue sin antes darle el mejor regalo que puede hacer  un poeta a una mujer,  el regalo de las letras:

Es tu rostro como el de mi madre, ¡mi hermosa niña!
¡Ada! ¿Única hija de mi casa y corazón?
Cuando vi por última vez tus azules ojos jóvenes, sonrieron,
y después partimos no como ahora lo hacemos,
sino con una esperanza.
Despertando con un nuevo comienzo,
las aguas se elevan junto a mí; y en lo alto
los vientos alzan sus voces: Me voy,
¿a dónde? No lo sé; pero la hora llegará
cuando las playas, cada vez más lejanas de Albion,
dejen de afligir o alegrar mis ojos.
─Lord Byron.

George adquirió demasiada fama en Europa, su poesía narraba los viajes que él hacía por todo el continente, así como también estaba rodeado de los escándalos sexuales y de la dura crítica que normalmente recibían sus textos. El protagonista de las poesías que hacía George con el tiempo tomaría su mismo nombre: Byron. Mismo nombre que fue el que más fama y reconocimiento le daría a George, tanto así, que con el tiempo dejó de ser conocido como George y todo el mundo lo conocería sólo por Byron, Lord Byron.

lord byron.png(Lord Byron).

En fin, la separación de dicho matrimonio dejó a la buena Ada Lovelace en manos de su madre, la cual como ya mencioné: No tenía mucho agrado por el mundo de las letras.

Dice bien la frase: «De tal palo tal astilla», Ada tuvo la misma naturaleza romántica, arriesgada y temperamental de su padre, también desarrolló un interés por las letras y por las poesías que escribía su padre ─aunque no tuviera contacto con él─. La mayor parte de educación provino de su madre, una madre que hizo que Ada se interesara en otras áreas del conocimiento humano. Para nuestra suerte y la de ésta historia: Las matemáticas.

Las matemáticas siempre han sido descritas como «la poesía de las ideas lógicas», hasta cierto punto Ada había nacido destinada para ofrecer su vida a la poesía de los hombres y a otro tipo de poesía, aquella poesía que Galileo había proclamado como el lenguaje con el que Dios había escrito el universo.

Con el pasar de los años Ada continuó con sus estudios en las matemáticas y en la poesía de su padre, una mujer inteligente y de ávida lectura: Se interesó mucho en la lógica, un área en la que damos fundamento a todos los complejos argumentos matemáticos, aunque para Ada ─como para muchos matemáticos─ pareciese que las matemáticas tuviesen un trasfondo más emocional y no el frío corazón de perra con el que muchas veces se les presenta.

Lord Byron por aquellos años se había acercado mucho a temas de menester político, Byron residía en Grecia, un país donde su sensibilidad como escritor lo haría ver de una forma única los problemas que tenía el país ante la tiranía del Imperio Otomano. Lord Byron sería participe de los movimientos de independencia de Grecia a pesar de no tener nacionalidad en la misma, pues en aquél entonces los escritores de la época eran sumamente respetados, ¿y cómo no serlo?, si el mismo Byron tenía la aceptación y aprecio que el poeta germano Goethe a pocas personas le daba. Byron se había convertido en el exponente del romanticismo inglés y ahora era participe de movimientos revolucionarios, un estuche de monerías.

Lamentablemente, guiando algunos de los movimientos de independencia de Grecia, Byron caería enfermo, una enfermedad de la cual nunca se recuperaría. Pero aunque en la pluma de Dios no estaba escrito que Byron fuese un héroe de independencia, sí que le había dado su debido protagonismo en el mundo de las letras, y claro, le había dado una hija que había nacido para trascender de la misma forma que su progenitor.

Lord Byron muere a los 39 años de edad, y con su muerte se lleva la mitad del corazón de Ada, el hombre al que no había podido ver la mayor parte de su vida pero que tanto admiraba, la había abandonado, y claro, sólo le había dejado sus poesías. Unas poesías que Ada guardaría siempre bajo el pecho intentando rellenar el hueco que dejó su padre. Siempre con la promesa de que algún día podría estar junto a él de nuevo.

Pobre Ada, pero no te sientas mal mi querido lector, porque a nuestra buena Ada le queda mucho que contar:

Ada no sólo se «interesó», tomó clases de lógica y matemáticas con el mismísimo Augustus De Morgan, también conocido por haber inventado las famosas «leyes de Morgan», pero bueno, eso es harina de otro costal, dejaremos las leyes de Morgan para otra entrada, volvamos a lo nuestro:

Mientras Ada tenía unos  17-19 años estaba existiendo una revolución en la ciencia de Europa de la que Ada formaría parte. En Gran Bretaña Charles Babbage estaba desarrollando una máquina que fuese capaz de resolver problemas matemáticos, una idea osada e innovadora para aquellos tiempos, aunque nada extraña en los nuestros. De hecho ya había hecho una Pascal, pero la de Babbage intentaba romper los paradigmas que las máquinas tenían.

La idea de Charles era una maquina que pudiese calcular logaritmos decimales, funciones trigonométricas, aproximar raíces de polinomios, entre otras cosas.

Babbage presentó su máquina por toda Europa,  uno de esos lugares fue Italia. Entre el público de la presentación estaba el señor Luigi Federico Menabrea. Lo que  hizo este hombre fue tomar notas del funcionamiento de la máquina, una vez realizadas se las mandó a Babbage para ver si podía hacerle alguna corrección. Obviamente Babbage estaba muy ocupado, por si fuera poco no sabía italiano. ¿A quién se las mandó?, adivinaste, a la inteligente y bella Ada, que en  aquel entonces era asistente de Babbage.

Ada no sólo las tradujo, sino que también las corrigió y las mejoró. Lo que escribió en los márgenes de las notas de Luigi Federico era toda una obra de ingenio, demostraba estar más capacitada y conocer más a fondo el  trabajo de la máquina, y no sólo eso, planteó el borrador de un algoritmo para encontrar los números de Bernoulli.

De Bernoulli ya hablaremos en otra entrada del blog, ten por seguro eso. Pero, ¿Por qué era tan importante lo que había hecho Ada?, bueno, en aquél entonces los matemáticos estaban obsesionados con sumar series infinitas, ¿cómo sumas algo infinito?, el cálculo tenía la respuesta. Bernoulli había planteado una serie de ecuaciones que describían la suma infinita de unas potencias que curiosamente describían las corrientes marítimas. De dichas ecuaciones salían ciertos números que  son indispensables para la construcción de cartas de navegación, si bien la fórmula para calcularlos ya estaba, de igual forma era tedioso.

¿Quién crees que sacó la respuesta a eso?, nada más y nada menos que la bella Ada, en una tarde cualquiera con sus notas en el margen de un artículo.

Sus notas y correcciones planteaban el primer algoritmo de la historia para una especie de ordenador ─la máquina de Babbage─, lo curioso es que aquí el que se quedó cortó era el ordenador, ¿qué hizo Ada?, pues mejorarlo.

Ada hizo que la máquina de Babbage pudiera hacer cuentas en paralelo, le agregó todas las funciones lógicas (and, or, not, etc) y le puso un sistema de lectura de tablillas perforadas, que dicho mal y pronto: Es como si le hubiese permitido la lectura de discos a la máquina de Babbage. Esto hizo que la maquina se volviera un monstruo de los cálculos, porque ahora también podrías hacer el algoritmo para los cálculos de forma más sencilla. Implementó el orden de los cálculos, vaya, que Ada revolucionó a esa máquina y con ella a la  historia  de la humanidad.

AnalyticalMachine_Babbage_London.jpg(Máquina de Babbage).

Ada vivía en un siglo en el que las palabras «mujer» y «matemáticas»  rara vez ─por no decir nunca─ se escribían en un mismo párrafo. La sociedad europea de aquellos años no tenía bien visto el papel de una mujer en la ciencia, mucho menos en un área tan exacta como lo son las matemáticas.

A pesar de ello para Ada no fue ningún impedimento la aceptación de la sociedad hacía su trabajo, ella siguió desarrollando algoritmos y estudiando con Babbage el nuevo surgimiento de una máquina que tuviese la proeza de desarrollar problemas que hasta entonces sólo podía resolver un humano, no sólo enseñándonos hasta donde podía llegar el ingenio humano, sino que también dejándonos clara la lección de cómo una idea es mucho más trascendente que la poca aceptación que por desgracia esta sociedad llena de prejuicios siempre tendrá.

Por eso Ada sobresalió tanto, logró todo teniendo acceso limitado a la información, y claro, presentó todo en una sociedad cuyo  paradigma de ciencia sólo giraba alrededor de los hombres.

Por su increíble trabajo y dedicación, Ada fue nombrada la primera programadora de la historia, o sea, incluso antes que un hombre, ¡Bien por Ada!

Los estudios que hizo Ada sobre los algoritmos y la maquina analítica de Babbage serían la base de lo que años más tarde Alan Turing usaría para descifrar la maquina enigma de la Alemania Nazi brindando a USA una posición de ventaja en la segunda guerra mundial ─esa historia también la retomaremos después─.

La carrera de Ada siguió avanzando a un ritmo acelerado, lamentablemente no fue más rápida que el cáncer de útero que había adquirido.

Ada dedicó el resto de su vida a las matemáticas, la programación y la poesía, no está escrito en el destino de ningún humano el de ser inmortal, sólo las buenas ideas son las que tienen ese privilegio, así como todas las que tuvo aquella increíble mujer.

En sus últimos años de vida Ada no se separó ni de su poesía ni de sus matemáticas, y aunque su madre siempre se lo prohibió, nunca pudo sacar de su corazón ni el amor por las letras ni el amor por su padre.

Ada falleció un 27 de noviembre de 1852, dejando tras de sí uno de los mayores legados de la lógica y la programación.

Mira que tan curiosa es la vida: Sus últimos deseos fueron que se le enterrase a lado de su padre, y aunque muchos piensen que poesía y matemáticas están distanciadas, sus tumbas nos dejan claro lo poco separadas que están la poesía y las matemáticas en nuestra tierra, incluso debajo de ella.

Pasarían más de 100 años para que Ada tuviese el reconocimiento que se merecía. Fue hasta 1970 que el departamento de defensa de Estados Unidos desarrollaría un lenguaje de programación orientado a objetos que tendría el nombre de Ada, como galardón de honor y reconocimiento a la primera programadora de la historia y a una de las tantas e increíbles matemáticas que han existido.

¡Más de 100 años!, al final del día la poesía del padre no estaba tan equivocada, incluso era casi profética:

… Cuando estén ya maduros los silencios y gorjeos del bosque
¡Repártanlos como como jugosos frutos de la tierra!
Y pronuncien su nombre… ¡Ada!

─Lord Byron.

Hoy como humanidad  y tal vez no tan maduros, de igual forma repartimos los frutos de tu persona sobre todo la faz de la tierra, y tras ello, no sólo pronunciamos, sino que también gritamos tu nombre: ¡Ada!

.  .  .

Epílogo:

Ada pasó parte de su tiempo haciendo traducciones para los periódicos franceses sobre las ideas que Babbage y ella habían desarrollado, por cierto, en esos mismos periódicos franceses se habrían de publicar años atrás los movimientos del matemático bélico Napoleón y su conquista a través de Europa, periódicos que usaría otra mujer para estar al tanto de las noticias de la guerra, noticias que usaría para salvar la vida de uno de los matemáticos más grandes que han existido en la historia, pero bueno, esa es otra historia, historia que contaré en la segunda entrega de esta serie de textos que las mujeres y sus matemáticas pocas veces son contadas.

ada-lovelace-20825279-1-402(Nuestra protagonista: Ada). 

Pero antes de finalizar dejaré este fragmento de Borges y sus pensamientos sobre la poesía, la literatura y las matemáticas. También te recuerdo que el  blog ya tiene página de facebook para que le des like o algo.

Si te gustó la entrada y crees que Ada debe  ser recordada por todos, pues comparte con tus mascotas, amigos, tu abuela, etc. Pero sobretodo con las feminazis que no saben destacar de formas positivas.

#PeaceOut.

Del elixir de la vida al elixir de la muerte – Parte II

Bienvenido seas de nuevo a #CienciaVulgar. Si leíste la primera parte de esta historia te habrá quedado clara la importancia de la pólvora, tanto la cultura de China como todas las culturas que tuvieron contacto con ella, no sabían exactamente la razón por la cual la pólvora hacía lo que hacía, lo importante era todo el avance tecnológico que estaba generando en la historia de la humanidad.

En la ciencia las cosas suelen hacerse de forma colaborativa, el smartphone en el que tiras tu vida a la basura es el arduo trabajo de cientos de años realizado por cientos de miles de investigaciones de científicos que día a día se forjan en salones de clases y laboratorios intentando poner un granito de arena para entender la naturaleza, hay quienes contribuyen de forma colosal y son reconocidos e inmortalizados en la historia, otros no tanto. Lo importante es que este hecho de hacer la ciencia de forma colectiva hace que avance un poco más rápido el asunto. El método científico ─esa forma pragmática y a veces jodidamente aburrida que se tiene en la ciencia para hacer las cosas─ es lo único que conocemos y es lo que seguimos usando para hacer ciencia.

La ciencia avanzó, así como también el uso de la pólvora, de hecho, gracias a la química y otras artes oscuras ─que no mencionaré por arrogante, recuerda que estudio química─ la civilización fue captando que lo importante no era la pólvora como tal, ¡Sino el maldito salitre!, esa sal extraña tenía propiedades increíbles, combinada de distintas formas con distintos elementos formaba explosivos aún más letales, porque claro, si algo va a ser financiado en este mundo retorcido, es la ciencia que ayuda a generar armas y cualquier artefacto que acabe con la vida de nuestros enemigos, tal y como lo quería Lao-Tse.

Pero, ¿acaso el salitre estaba condenado a ser el ingrediente predilecto para iniciar con un auto-genocidio en nuestra humanidad?, pues no precisamente. El salitre a pesar de presentar propiedades increíblemente peligrosas poseía otras propiedades benéficas para la humanidad, ¿el problema?, bueno, no era fácil de encontrar.

El salitre suele encontrarse en lugares donde había mucha agua en el pasado, antiguos mares que ahora son desiertos. Recordarás de las aburridas clases de geografía que la distribución de tierra y mar hace miles de años no era la misma que hoy, antes todo era un solo continente llamado «Pangea». Algunos desiertos antes eran mares, algunos mares ayer eran extensiones de tierra, etc.

Pangea.png(Así se veía el mundo hace muchos años, llamada «Pangea»).

El salitre es una combinación de oxígeno y nitrógeno ─intenta recordar la imagen del primer capítulo─, el oxígeno está en todos lados, es esa peligrosa droga a la que ya eres adicto, pero, ¿y el nitrógeno?, ¡Pues también!

El aire ─eso que no puedes ver pero que tú juras que respiras─, está compuesto en su mayoría por nitrógeno, algo así como un 79%, el resto es oxígeno y otros gases que no mencionaré por miedo a que me crucifiques por pretencioso. Bueno, nosotros inhalamos aire, pero respiramos sólo el oxígeno ─cuidado con el juego de palabras que estoy poniendo en manifiesto─.

Si del aire respiramos sólo oxígeno, ¿qué pasa con todo el nitrógeno y otros gases que entran en nuestros amados pulmones?, bueno, así como entra sale, no reacciona en nuestro cuerpo, sólo el oxígeno es el que reacciona con la hemoglobina de nuestra sangre y nos llena de vida. Tal vez te estarás preguntando la razón por la cual el nitrógeno no reacciona con nuestra sangre, y de no ser así, pues más vale que te lo preguntes, porque la rebuscada respuesta a esa pregunta es la razón de toda esta historia.

El nitrógeno en el aire mayormente se encuentra en pareja, es decir, se requieren dos átomos de nitrógeno unidos para que el nitrógeno encuentre mayor estabilidad, muy parecido al matrimonio, para que veas que no sólo tú vives en el autoengaño del matrimonio y la felicidad que el mismo conlleva, también el nitrógeno piensa así. El nitrógeno está unido a otro nitrógeno por un triple enlace, no hace falta que nos compliquemos mucho en explicar lo que es un enlace químico, sólo te voy a decir que es la forma en la cual la materia se une, de no ser por los enlaces todos los elementos serían solitarios y no habría nada interesante en este mundo, no habría química en sí.

TripleEnlace(El triple enlace del nitrógeno).

El problema de que haya un triple enlace es que es muy difícil que el nitrógeno se separe a su forma solitaria (monoatómica). Puedes imaginarte un nudo en los zapatos, ¿cómo los desamarras más fácil?, si pusieras tres nudos sabrías de antemano que sería más difícil desamarrar las cintas, conlleva más tiempo, más energía, y eso es precisamente a lo que quiero llegar. La cantidad de energía que se requiere para separar dos átomos de nitrógeno ─romper el triple enlace─ es increíblemente alta, eso hace que el nitrógeno sea considerado un gas semi-inerte, o sea, que no reacciona.

De hecho, el nitrógeno suele ser utilizado para crear atmósferas donde existe peligro de combustión. Como ya sabrás hace falta oxígeno para que la mayoría de las cosas ardan, si sacamos todo ese oxígeno y dejamos puro nitrógeno, listo, ya nada puede arder. De hecho, eso se hace para transportar ciertos explosivos líquidos.

Ese carácter inerte es la razón por la que si el nitrógeno entra en tu cuerpo no pasa nada, pasa desapercibido completamente, y eso es bueno, de hecho ─como dato curioso─, estás tan acostumbrado a tener nitrógeno en tu cuerpo entrando y saliendo que nuestra amada evolución no desarrolló un mecanismo para saber cuándo tienes exceso de él.

Si te conectaras un tanque de nitrógeno y «respiraras» a través de él, en unos minutos caerías completamente muerto, esto debido a que la sensación de ahogamiento en tu cuerpo es generada por el exceso de dióxido de carbono en tu sangre ─lo que sale cuando exhalamos─, dióxido que reacciona para formar ácido carbónico y con ello joder la armonía de tu cuerpo. El nitrógeno al ser imperceptible en tu cuerpo simplemente no activaría la alarma de emergencia, esa voz que te grita: «¡Nos estamos muriendo, respira!».

Sé que estás pensando en ir a buscar un tanque de nitrógeno para acabar con tu vida, pero no lo hagas, algunos científicos ya han muerto aprendiendo esto a las malas, de hecho eso pasó en la NASA hace mucho tiempo. Murieron dos hombres por entrar en una atmósfera de nitrógeno y no darse cuenta que se estaban «ahogando», de hecho, pasa mucho en la ciencia. Lo que hasta cierto punto es gracioso ─que en paz descansen los héroes─, es que muchas veces hay una segunda o tercera persona que intenta ayudar a su compañero muerto, y claro, dado que no se percata de que no está respirando también muere en el intento.

No recuerdo si fueron 3 o 5 investigadores los que murieron, no tengo tan buena memoria. Pero sí recuerdo que fue durante el lanzamiento del STS-1 allá por abril de 1981. Y pasó exactamente cómo te lo dije, unos investigadores entraron a una atmósfera de nitrógeno y murieron, un amigo los vio e intentó ayudarlos, ¿qué pasó?, lo mismo. Así de letal es el exceso de nitrógeno, o más bien: La ausencia de oxígeno. Rápido, incoloro e insípido.

sts1.jpg(Lanzamiento del STS-1).

De hecho, desde el 2005 el gobernador de Oklahoma firmó el uso del nitrógeno en pena capital (muerte) para inducir una asfixia, eso en caso de que por cualquier razón no se pudiera utilizar la inyección letal.

Pero por el amor de Dios, ya volvamos al tema:

Entonces, si el nitrato del salitre requiere un átomo de nitrógeno ─que hay mucho en el aire─ y oxígeno ─que también hay mucho─, y se requiere mucha energía para separar estos átomos de nitrógeno y unir uno de ellos a tres de oxígeno, para posteriormente hacerlo reaccionar con sodio o potasio  y así estabilizarlo como una sal, ¿cómo es que existe el salitre en primer lugar?, suena complicado el proceso, de hecho, suena místico.

Por fortuna en la química tenemos un héroe, uno de esos que cuando lo piensas o lo mencionas debes hacerlo de rodillas, estoy hablando de Antoine Lavoisier, también apodado como «El padre de la química moderna», él dijo unas palabras que posiblemente te suenen familiares: «La materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma» ─llamado también “principio de conservación de la materia”─, claro, no faltará el físico empedernido que venga y diga que sí se puede destruir la materia en la fisión nuclear y las bombas atómicas y una sarta de artes oscuras, y tiene la razón, se puede cambiar una cantidad de materia para obtener energía, pero, para fines prácticos asumiremos que en condiciones normales no lo hace (porque de hecho en condiciones normales no lo hace), de ser así la vida misma no podría existir.

El buen francés Lavoisier y sus frases mágicas nos han ayudado a de cierta forma «rastrear» la materia, de hecho, Lavoisier fue de los primeros en entender la existencia del nitrógeno como tal, porque cuidado, recuerda que los alquimistas eran raritos, ellos no tenían idea de la existencia del nitrógeno, pero igual lo usaban mucho.

Creo que todos hemos sido testigos del experimento barato que hacen en las escuelas para apagar una vela poniéndole un vaso encima, muy curioso, sirve para impresionar a un niño de 7 años, pero para un alquimista se necesitaba más que eso, ¿qué pasa si metes un animal pequeño a ese vaso donde estuvo la vela hasta que se apagó?, no sé, un caballo (por poner un ejemplo), bueno, pues el caballo moriría.

Cualquier mente sana pensaría que los humos que quedan después de poner la vela son altamente tóxicos, pero, ¿por qué las velas no nos matan?, ¿será acaso que el humo de velas es letal para los caballos?, no, como bien sabrás es la ausencia de oxígeno lo que es letal, obviamente los alquimistas no sabían esto, pero con el tiempo fueron deduciendo que en al aire había otra cosa, «algo más», una sustancia que no podemos ver y que posiblemente esté relacionada con la vida ─así de intuitivo es el pensamiento científico a veces─.

Lavoisier no sólo entendió esta sustancia asesina, sino que también la bautizó con el nombre de «azote» (del griego «sin vida»), de hecho, allá por el rancho de Lavoisier (Francia), aún se le dice azote al nitrógeno, claro, puedes usar el google traductor si no me crees. Los alquimistas usaban el nitrógeno en todas las sustancias raras que manejaban, como el ácido nítrico, por ejemplo, pero aún estaban lejos de entender la composición exacta de las sustancias que eran tan familiares para ellos.

lavo(Uno de los héroes favoritos del blog: Lavoisier).

Bueno, usando esta forma de rastrear la materia nos dimos cuenta que faltaba un eslabón para llevar el nitrógeno del aire al salitre del suelo, tenía que ser algo increíblemente poderoso, algo que fuera más allá de la comprensión humana, y sí que lo era (para  aquellos tiempos).

Aunque no lo creas es muy reciente el entendimiento de cómo llegó el nitrógeno al suelo, no fue hasta que descubrimos las bacterias y desarrollamos la bioquímica que se entendió el ciclo completo del nitrógeno.

Algunas bacterias ─esas pequeñas perras que a veces son buenas y a veces te matan porque se aburren─ son capaces de procesar el nitrógeno, tienen dentro de ellas una enzima llamada «nitrogenasa» ─así de originales para bautizar cosas son los científicos─, esta sustancia lo que hace es facilitar la separación del matrimonio estable que tienen los átomos de nitrógeno, la nitrogenasa es el tercero en discordia.

La bacteria combina los átomos de nitrógeno con hidrógeno para formar amonio (NH4), esto lo depositan en el suelo y las plantas lo consumen, porque a las plantas les encanta el nitrógeno, y sin bacterias ellas no tendrían una forma fácil de extraer el nitrógeno de la atmósfera, si nosotros con nuestra alquimia no podíamos, ¡Imagina a las pobres plantas!

Entonces las piezas de este rompecabezas empiezan a tomar sentido, las plantas crecerán más fácil y rápido en aquellos suelos ricos en nitrógeno, pues necesitan satisfacer esa tonta adicción a seguir vivas. De hecho, nosotros consumimos el nitrógeno de la misma forma, nos comemos a las plantas que tanto aman las vacas y los veganos, y listo, de allí lo sacamos, también lo podemos hacer consumiendo carne ─está en las proteínas─, pero al fin de cuentas todo empieza por las bacterias y su pasatiempo de estar rompiendo el nitrógeno molecular.

¿Entiendes ahora?, ¡Por eso el salitre se encontraba en lugares dónde había mucha agua!, donde hay agua, hay vida; ¡hay plantas, hay bacterias, hay sales, lo hay todo!, con el tiempo las plantas, bacterias y demás cosas mueren, todo se queda en el suelo, el ciclo de la vida y muerte continúa, pero claro, detrás de ellos dejaron un nitrógeno ya procesado y un suelo enriquecido con esta sustancia tan esencial para la vida en general, puedes imaginarlo como lo que pasa con el petróleo, el salitre es un producto de arduo trabajo de la vida en conjunto que se depositó en la tierra.

Es irónico y casi poético que las bacterias sean capaces de hacer eso y nosotros con toda nuestra alquimia hayamos sido tan ciegos, y deja tú la alquimia, sino también nuestro cuerpo, tan inútil para aquello de ser autótrofo y servir de algo.

Pero si te hace sentir mejor, el cuerpo sí asimila el nitrógeno de una forma muy extraña, aquí te va una de las clásicas:

Los buzos respiran una cierta combinación de gases dependiendo de la profundidad a la que estarán sumergidos, esto debido a que si pones un tanque de puro oxígeno te mueres por intoxicación ─sí, el oxígeno mata, pero ya hablaremos de eso después─, entre esos gases está el nitrógeno. Cuando vuelven a la superficie muy rápido sufren algo llamado «descompresión», esto quiere decir que el nitrógeno (que experimenta una mayor presión bajo el agua) se descomprime de forma rápida en los pulmones y pasa más a fuerzas que con ganas la barrera entre los pulmones y la sangre (alvéolos pulmonares), la sangre transporta el nitrógeno al cerebro y allí genera efectos raros parecidos a los que sufres cuando consumes alcohol, los obreros de la ciencia (los médicos) la llaman: «Narcosis por nitrógeno», así que puedes empezar a invertir dinero en el buceo y menos en el alcohol.

A veces es tanto el exceso de nitrógeno que cuando se descomprime forma burbujas, estas burbujas viajan a través de todo el torrente sanguíneo, y bueno, ni para que te cuento, lesiona y hace muchas cosas, tan grave es la situación que en verdad puedes llegar a morir por tener burbujas de nitrógeno jugando por todo tu torrente sanguíneo (sobre todo si ese gas te bloquea los alvéolos pulmonares).

¿Ahora entiendes la razón por la cual el nitrógeno es mi elemento favorito?, es toda una proeza el entendimiento que ha concebido la ciencia a través de años sobre este elemento, muertes y experimentos raros, y si no es tu favorito al menos es uno de los que más la atención debería llamar, esto a pesar de ser prácticamente imperceptible.

El problema del salitre y que sea escaso es que la misma naturaleza tiene todo en equilibrio, lo consumen las plantas, luego esas plantas mueren y vuelven a nitrogenar el suelo, ¿recuerdas el principio de conservación de la materia?, todo es lindo y armonioso, claro, hasta que alguien rompe ese equilibrio, ¿a quién conoces que sea bueno rompiendo el equilibrio en el planeta?, así es, las mujeres, pero generalicemos como «los humanos» para no vernos misóginos.

Fue el crecimiento de la población aunado a la agricultura lo que hizo que los suelos y la vegetación empezaran a experimentar cambios bruscos en el equilibrio que el cosmos había establecido en ellos. La civilización entendió bien la importancia de las plantas y tenerlas felices, al fin de cuentas las plantas son el alimento de nuestros alimentos, y claro, también nuestro alimento como tal.

¿El problema?, lógico, el salitre empezó a escasear de una manera muy rápida, y no sólo eso, el salitre también era el ingrediente esencial para los explosivos, imagina esta humanidad de naturaleza bélica aunada al desarrollo de la agricultura a gran escala, el salitre se convirtió en una materia prima indispensable para el desarrollo de toda nación, tanto así que se llegó a llamar de cariño como «oro blanco».

Y quiero que recuerdes bien eso del «oro blanco», tú sabes que cometemos crímenes increíbles en nombre de lo material, de lo superfluo, de todo aquello que Lao-Tse nos decía que evitáramos:

«El que sabe que suficiente es suficiente, siempre tendrá suficiente».

Perdón si te vuelvo a dar un final pesimista, pero no importa si el oro es dorado, negro o blanco, lo importante es que sea oro, y este oro empezó un capítulo más en la historia de la humanidad, y claro, el tercer capítulo de esta historia. Pero esa te la contaré unos días después, ya llevamos casi 3 mil palabras, no quiero que te de una descompresión de lectura por asimilar tanto en tan poco tiempo.

Nos vemos en la tercera parte de esta historia, no sin antes recordarte de que compartas esto con tus amigos y mascotas, pero sobretodo con tu abuela, ahora sabrá que hay bacterias que fertilizan el suelo de sus rosales.

También para recordarte que le hice una página de Facebook al blog, a la cual le puedes dar me gusta (si en verdad te gusta), no subo nada, sólo el enlace a los artículos, pero bueno, supongo que en futuro podrá servir de algo, también te puedes suscribir por correo y te avisa cada vez que subo otro artículo, bien moderna la cosa.

#PeaceOut.

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Del elixir de la vida al elixir de la muerte – Parte I

Hola de nuevo, soy yo, Efraín, tu gurú de las historias de ciencia innecesariamente largas, pero increíblemente interesantes. Hoy vengo con la intención de traerte uno de los artículos divulgación científica, posiblemente sea el  más largo que hayas visto por esto medios, esto debido a que la historia por sí misma es larga. Es una de las historias más bonitas de la ciencia y la humanidad, si nunca la escuchaste desde la perspectiva de la ciencia es debido a que tu profesor en secundaria o preparatoria estaba más ocupado explicándote cosas aburridas como la independencia de México o intentando ver por debajo de tu falda de señorita de 15 años.

La historia será repartida en cinco partes, esto debido a que no quiero que te de un derrame cerebral por leer tanto texto sin memes, todavía no decido como la voy a dividir, porque si algo me caracteriza es esa manía de hacer todo improvisado, así que sin más de momento vamos a ello:

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Del elixir de la vida al elixir de la muerte – Parte I

«Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes».
─Lao-Tse.

Nos remontamos bastantes años atrás y hasta las tierras de China, ese lugar mágico en donde todas las personas son iguales y aman tanto al mejor amigo del hombre, el perro, que incluso se lo suelen comer. Eso sí es amor y no la tontería a la que tú llamas amor, muy parecido al amor de la novela «Das Parfum» de Patrick Süskind. ¿Amas a alguien?, pues cómetelo.

China siempre ha sido un lugar muy rico en cultura, una de las cosas más interesantes  que posee ─desde mi perspectiva─ es el taoísmo, pero, ¿qué carajos es esto del taoísmo? Para no hacerlo largo, es esa corriente religiosa/filosófica que está representada por el yin y el yang, es precisamente el taoísmo y su filosofía lo que hace que los chinos en las películas siempre hablen de una forma profunda y mística que te hace pensar: «¡Esos chinos sí que son muy sabios!». Es de donde Bruce Lee se robó la filosofía de «Be water my friend» y de donde Yoda adquirió problemas en el habla. Así de peligroso es el taoísmo en grandes cantidades.

El taoísmo fue pregonado por su principal «profeta», Lao-Tse, dicha filosofía fue escrita en un libro cuyo nombre no creo poder escribir con el teclado de mi máquina de escribir (pero puedes googlearlo y hacer algo por tu curiosidad), lo importante del taoísmo es toda esa filosofía recalcitrante a la búsqueda del conocimiento y de la iluminación, fue esta filosofía el principal motor de todos los médicos y alquimistas de la antigua China.

Imagen Lao-Tse.jpg(Lao Tse)

La alquimia es un eufemismo de «científicos raros haciendo cosas muy raras», pero no hay que culparlos, los chinos a pesar de ser buenos con las matemáticas no eran muy distintos a los viejos alquimistas de todo el mundo, la ciencia y la naturaleza la concebían en un 50% experimentación, el otro 50% eran creencias que hoy nos hacen reír, pero ayer era todo lo que había, y aunque nos resulte gracioso creer que el polvo de cuerno de unicornio era el mayor miedo de las arañas y el mejor antídoto, hay que admitir que la imaginación necesaria para esa sarta de tonterías pudo haber sido un factor importante para el progreso de la ciencia.

Fue el taoísmo y la búsqueda del conocimiento lo que impulsó a los taoístas chinos a buscar a través de la alquimia y la medicina un elixir de la inmortalidad. Esto de querer ser inmortal es algo que la humanidad ha buscado desde que tenemos memoria, a nadie le gusta estar muerto, bueno, a casi nadie le gusta estar muerto, no olvidemos a los depresivos y suicidas de las redes sociales que anhelan cada día el fin de sus vidas.

Volviendo al tema, este elixir de la vida de los taoístas se compara con la piedra filosofal que la alquimia en Europa buscaba, el principal objetivo de la piedra filosofal era el de otorgar la inmortalidad, convertir el plomo en oro, y claro, en sus tiempos libres ser usada en cosas recreativas como vencer a  Voldemort en la primera entrega de Harry Potter.

Pero, ¿cómo los taoístas buscaban dicho elixir?, bueno, pues muy parecido a como tu abuela te cura las enfermedades: Tomas una hierba que no sepas a ciencia cierta qué hace y la vuelves té, así sin más, no importa si la hierba tiene pinta de que te va a hacer daño, las abuelas y los taoístas nunca han tenido miedo a nada. Así como vuelves té cualquier hierba, de la misma forma puedes volver té las piedras y tierras que tengan la apariencia de poder curar algo.

Los taoístas encontraron una piedra que tenía una apariencia increíble, estoy hablando del cinabrio, pero, ¿qué es el cinabrio?, es un mineral (una piedra, digo, por si te complicas con el lenguaje) que tiene una apariencia rojiza, parece que está sangrando, muy bohemia. Bueno, este mineral llamó la atención de los taoístas y de los alquimistas de todo el mundo y se empleó como remedio ante esa horrible enfermedad llamada mortalidad, ¿cuál era el problema?, pues que el cinabrio está constituido por sulfuro de mercurio, o sea, es una combinación de azufre y mercurio (ese metal líquido con el que se hacen los termómetros), así que en vez de otorgar inmortalidad pues terminaban envenenados por el mercurio de dicho elixir.

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(Cinabrio, fórmula química: HgS)

Aquí hay algo curioso, una de las principales consecuencias del envenenamiento por mercurio es el exceso de adrenalina que produce tu cuerpo, esto conlleva sudor y taquicardia, eso explica porque los antiguos guerreros que consumían cinabrio antes de las peleas se sentían inmortales, muy parecido a la cocaína actual, falsas ideas de grandeza que se te calman en cuanto una espada perfora tu cuerpo.

Los alquimistas y taoístas no tardaron mucho en darse cuenta que estaban envenenado gente, así que decidieron combinar el cinabrio y sus derivados (recuerda que también tiene azufre) con otras cosas, claro, tal vez era demasiado poderosa la roca como para tomarse así de pura, lo empezaron a poner en la comida y en un sinfín de menjurjes, la miel era una de ellas, recuerda que la miel también ha sido una de esas sustancias a la que se le atribuyen propiedades esotéricas y mágicas, yo sé que te estás asustando, tal vez pienses algo como: «Mi abuela es una alquimista», pero no te preocupes, es normal, como te dije, estas costumbres de gente rarita han sido los principales motores de la ciencia.

Varias cosas de las que llegaron a combinar con la miel y el cinabrio eran cenizas, aquí hay algo curioso, los antiguos pueblos siempre han adorado las cenizas, ¿recuerdas todas esas leyendas a través de la historia del fénix renaciendo de las cenizas?, la gente siempre ha tenido fijación con todo lo que se quema, somos unos pirómanos en potencia, de hecho, es tanta la fijación por las cosas que combustionan que antes había una teoría llamada: «teoría del flogisto», la cual atribuía la propiedad de arder en llamas a una sustancia imaginaria llamada «flogisto», aquellas que no ardían era porque no tenían flogisto, por obvias razones dicha teoría ha sido descartada y hoy poseemos explicaciones más decentes a estos fenómenos.

También cabe destacar que no sólo se usó el cinabrio, había otras piedras de uso muy popular en aquella época. El rejalgar es un mineral que al igual que el cinabrio está conformado por azufre, no tiene mercurio, pero sí tiene arsénico, que para nada es el tipo de elemento que puedas usar como condimento en el pavo de navidad, es altamente tóxico.

Rejalgar.JPG
(Rejalgar, fórmula química: As4S4)

La mejor sustancia que pudieron haber agregado a las combinaciones raras para formar el elixir de la vida fue el salitre, pero, ¿qué carajos es el salitre?, pues presta atención y no te levantes de tu asiento, que aquí es donde inicia nuestra verdadera historia, todo lo anterior fue puro relleno:

¿Has visto cómo se forma una especie de sal blanca en las paredes por la humedad?, bueno, eso es el salitre, prácticamente es una combinación de nitrato de sodio y nitrato de potasio. Los nitratos no sólo son de las cosas más interesantes que tenemos en la alquimia moderna, sino que también mi compuestos favorito, de hecho, mi elemento favorito de la tabla es el nitrógeno, pero dejemos de hablar de mí, hablemos del nitrato, mira, te voy a poner una selfie de dicho anión (un ion que tiene una carga negativa):

Nitrato

El anión nitrato (-NO3) suele combinarse con todos los elementos de la primera columna de la tabla periódica (esa que ni tú ni yo nos sabemos): Hidrógeno, litio, sodio, potasio, etc. Una vez unido el nitrato a estos elementos forma un compuesto más estable, por ejemplo, cuando se une con el hidrógeno forma ácido nítrico, cuando se une con los metales forma esas maravillosas sales que mencioné anteriormente y que forman parte de lo que se conoce como salitre.

El nitrato es un oxidante poderoso, esto quiere decir que gana electrones durante ciertas reacciones químicas Obviamente los taoístas no tenían idea de lo que era un electrón, pero lo combinaron con el buen cinabrio, cenizas y todo lo que se toparon, ¿Por qué?, bueno, pues así funciona la ciencia: «Sólo pa’ ver qué pasa».

«Mira si es grande el destino y esta ciudad es chica» diría el gran filósofo moderno, Ricardo Arjona. El nitrato de potasio, el azufre y el carbono combinados forman lo que conocemos como pólvora. Los chinos se dieron cuenta de que su elixir de la inmortalidad tenía propiedades inquietantes, eso de combustionar violentamente y dejarte sin cejas no era algo muy común en aquellos tiempos, ¿resultado?, elixir de la inmortalidad completo, obviamente.

La pólvora no es difícil de fabricar, consigue azufre (polvo amarillo que huele mal cuando es sulfuro), consigue carbón y nitrato de potasio (este lo puedes comprar como fertilizante), combínalos en una proporción 10%, 15% y 75% respectivamente, y listo, ya tienes pólvora, no hace falta darle ninguna preparación, sólo debes procurar que dichas sustancias estén molidas (en polvo), pero cuidado, no vayas a terminar sin cejas como los taoístas chinos.

Para los taoístas el descubrimiento de la pólvora fue un antes y después, de hecho, no sólo para los taoístas, sino para todo el mundo.

¿Qué hacemos ahora qué tenemos pólvora?, bueno, pues a tomar por culo toda la filosofía de Lao-Tse y su taoísmo, lo mejor es que usemos esa pólvora para empezar a matarnos los unos a los otros, porque así debe ser usado el elixir de la inmortalidad, para matar personas, para eso era, ¿no?

«La perfección del que imparte órdenes es ser pacífico; del que combate, carecer de cólera; del que quiere vencer, no luchar; del que se sirve de los hombres, ponerse por debajo de ellos».

¡Pfff!, ¿De qué carajos hablas Lao-Tse?, ¿Cólera?, ¿Paz?, cuentos de hadas.

Como bien sabrás (espero), China siempre tuvo conflictos con sus vecinos del imperio mongol, de hecho, por culpa de ellos se creó la muralla China, no creas que fue vanidad. Los mongoles era el imperio especialista en caballería arquera más temido de Asia, eran conquistadores natos liderados por el sociópata de Gengis Kan (te lo cuenta un fan de historia bélica, cuidado).

Los mongoles se encargaron de robar la fórmula secreta de dicho elixir y empezaron a usarla para sus propios fines bélicos, por obvias razones militares todo ese conocimiento fue esparcido por todo el mundo y la fórmula de la pólvora se volvió más pública que el bajo índice de educación de tu país.

La pólvora es lo que es por ser una increíble sustancia deflagrante, ¿deflagrante?, parece como que rima con flogisto, ¿recuerdas?, bueno, pues la deflagración es una combustión, pero escrita en mayúsculas.

No hay que confundir la deflagración, la combustión y la explosión, se podría decir que estas tres cosas están en este orden de potencia:

Explosión > Deflagración > Combustión

Cuando ocurre una deflagración se producen gases a una velocidad muy rápida, ¿recuerdas cómo lucía el nitrato?, bueno, pues el producto de la combustión del azufre, el carbono y el nitrato produce dióxido, agua, y nitrógeno molecular, en otras palabras: Gases.

Prácticamente durante los procesos de oxidación y reducción que experimenta toda la mezcla se produce calor, esto debido a que la reacción es muy exotérmica. Dicho calor genera la expansión súbita de los gases.

Estos gases demostraron causar explosiones muy interesantes y desplazar cosas pesadas, los mongoles, chinos y cualquier cultura que recibía pólvora en sus manos no tardó en crear cañones y granadas.

Por suerte, la forma en la que funciona el equilibrio del universo es extraña, Gengis Kan era un loco sanguinario de primera, si algo causó la decadencia del imperio mongol fue quedarse atrás en las guerras en base a la pólvora que ellos mismos habían robado y expandido por toda Asia. Recuerda que su especialización era la caballería, sí, era grande dicho imperio, pero no tenía la infraestructura ni recursos naturales como los chinos, además eran prácticamente nulos moviéndose en el mar, así que los japoneses tenían las de ganar en ese aspecto (de los pocos imperios que nunca perdieron contra los mongoles), el tiempo terminó cobrando con la decadencia completa del imperio mongol y parando el genocidio que Gengis Kan ya había empezado hace tiempo.

Es irónico como el elixir de la vida fue utilizado para todo menos para dar vida, pero, ¿realmente era el elixir de la vida?, sí y no.

La pólvora no era el elixir de la vida en sí, sino un derivado del mismo, ¿recuerdas el salitre usado para formar la pólvora?, bueno, ese es el verdadero elixir de la vida, el protagonista de esta historia, te sorprenderás de todo lo que el salitre estaba a punto de ocasionar en la historia del mundo, fue un antes y un después.

Es cierto, la pólvora es algo que ayudó a la minería en sus inicios y nadie sabe qué hubiese pasado con el desarrollo económico del mundo sin ella, así como tampoco sabemos cómo hubiese cambiado la historia si equis bando ganaba o perdía sus batallas gracias a ella. Lo que sí sabemos es que el taoísmo y sus practicantes descubrieron una de las cosas más letales que ha conocido la humanidad (recuerda que los gases que se generan a través de la deflagración de la pólvora sirven para impulsar balas debido al cambio súbito de volumen).

Tal vez podrá ser un poco negativa la perspectiva que tenemos de este capítulo de la historia (que hoy en día sigue siendo igual), pero lo importante es que las propiedades del salitre fueron estudiadas a fondo, y ya verás cómo gracias a él seguimos aquí, valiendo madre, pero seguimos.

Claro, la continuación de esta historia ya será en la segunda parte, como dije, no quiero causarte un derrame cerebral a través de estos complicados textos que no te piden saber nada, sólo leer.

Si te gustó puedes compartirlo con tus amigos, en especial con tu abuela para que deje su alquimia y todas esas cosas raras.

Nos vemos en la segunda parte de esta historia.

#BeWaterMyFriend
#PeaceOut.

El premio Oscar de Cromo.

Hola mi estimado lector. Soy yo de nuevo, tu divulgador de la ciencia con textos ofensivamente largos. Hoy vengo para contarte una de esas cosas que aprendí hace años por andar viendo películas, como bien sabes, aquí en #CienciaVulgar nos gusta mucho ver películas, fácil hemos visto más de 1000 ─bajita la mano─. Tal vez para ti sean muchas, porque tú tienes vida, yo no tengo un carajo, y si no fuera por las películas ya me habría suicidado hace tiempo.

Pero bueno, eso es otro tema. Tomemos unos antidepresivos y empecemos a escribir cosas que tengan que ver con ciencia, que al fin de cuentas para eso estamos aquí.

Listo o no, ¡Aquí vamos!

portada.jpg

.   .   .

Esta historia empieza allá por el 1745 en las frías tierras de Siberia, si no sabes dónde queda Siberia, no importa, para eso estoy yo: Siberia queda en Rusia, es fría y por lo general está llena de nieve. Es uno de esos lugares donde al presidente Putin le gusta montar osos y espiar al gobierno de los Estados Unidos.

Pero bueno, volvamos a 1745. En Siberia unos exploradores encontraron una mina en la cual había mucho oro y otros minerales increíblemente extraños de color rojo.

Pasaron muchos años y los mineros siguieron sacando materia prima porque eso es para lo que les pagan, no para cuestionar la naturaleza. Curiosamente unos 20 años después, un famoso geólogo alemán llamado Johann Gottlieb  Lehman fue invitado para que estudiara dichos minerales y diera sus conclusiones.

Cuando Johann llegó a la tierra de Siberia y estudió las rocas se dio cuenta que no tenía una maldita idea de lo que eran, claro, estaba  cautivado por el increíble color rojo, pero no sabía qué carajos era.

Tras unos estudios determinó que dicho mineral tenía mucho pero mucho plomo, demasiado plomo, por ende, bautizó al nuevo mineral como «plomo rojo», y vale, así quedó.

Crocoita 1.jpg(Pedazo de crocoita, también conocida como «plomo rojo»).

De hecho, es raro, porque el plomo no es rojo, el plomo es un metal y tiene el mismo color que la mayoría de los metales, pero bueno, es lo más que logró el pobre de Johann, al fin de cuentas él era geólogo, no químico, y bueno, para eso están las prodigiosas, sensuales y bien entrenadas manos de los químicos.

Y vale, eso es lo que necesitamos, un químico. Así que ya puedes olvidar a Johann (que igual su nombre era muy difícil de pronunciar) y empezar a amar a un químico de verdad (con un nombre todavía más difícil):

En Normandía (Francia) nació uno de esos químicos que le sabían a todo, Louis Nicolas Vauquelin, nuestro héroe.

Vauquelin no era cualquier químico, también era farmacéutico, naturalista, botánico, era la chucha cuerera de la química de Francia en aquél entonces.

Vauquelin tuvo mucha suerte, cuando era estudiante conoció al mismísimo Antoine François Fourcroy, el más famoso y respetado de todos los discípulos del padre de la química: Lavoisier. Oye, así que digas «el mejor discípulo», pues no, porque fue uno de los encargados de que decapitaran a Lavoisier, pero esa es harina de otro costal que luego te contaré.

Vauquelin publicó muchos artículos de medicina, farmacéutica y química. Por sus increíbles aportes estuvo a cargo de varias instituciones, sociedades y fue una especie de diputado. No le duró mucho el gusto porque tuvo que abandonar la ciudad de París cuando estalló la revolución francesa, como sea, terminó volviendo a París después de cumplir con su nación, todo un héroe.

Louis_Nicolas_Vauquelin_3(Louis Nicolas Vauquelin)

Pero bueno, dejemos de lustrar los zapatos de Vauquelin (por ahora) para poder seguir lustrando más los zapatos de Vauquelin, pero ahora por lo que a su aporte químico refiere:

Para eso de 1797 Johann ya se había roto la cabeza de todas las formas posibles y no había conseguido dar con la naturaleza extraña del plomo rojo, por ende, le mandó una muestra al buen Vauquelin para que hiciera gala de sus sensuales y prodigiosas habilidades químicas ─ porque nada debe estar haciendo un geólogo en tan austeros y escabrosos caminos─.

El razonamiento de Vauquelin fue muy sencillo: «Se supone que éste mineral tiene mucho plomo, lo primero que debo hacer es eliminar todo el plomo, ¿cómo precipito el plomo?».

Pues muy sencillo mi estimado lector, Vauquelin era químico, él sabía bien que el plomo cuando reacciona con ácido clorhídrico forma algo llamado «cloruro de plomo (II)». Sólo era cuestión de moler dicho mineral y ponerlo a reaccionar con ácido.

Una vez que Vauquelin lo hizo, le quedó otro polvo de color rojo, no sabía qué era, pero al menos ya había eliminado por completo el plomo.

Pero bueno, Vauquelin era químico, él sabía bien con lo que trataba: Un óxido. Por lo general el oxígeno suele reaccionar con dos tipos de elementos, con un elemento metálico o uno no metálico.

Cuando lo hace con elementos no metálicos suele formar gases, porque los mismos son muy ligeros, pero, cuando reacciona con elementos metálicos suele formar óxidos sólidos, muy parecidos a una especie de sal, a éstos los llamamos «óxidos básicos».

Para Vauquelin eso era más que claro, ya te podrías imaginar que en su cabeza tenía la siguiente ecuación (no balanceada, sólo ilustrativa):

PbXO + HCl → PbCl2 + XO

Las preguntas eran: ¿Qué es X?, y, ¿Cómo separo el oxígeno del elemento ignoto?

Fácil, calentándolo, o como nos gusta decir en la química: Calcinándolo.

Lo que hizo Vauquelin fue meter su polvo rojo a un horno y exponerlo a unas temperaturas muy altas, ¡vualá!, lo que obtuvo fue un metal de una belleza increíble. Damas y caballeros, les presento al cromo:

Chromium_crystals_and_1cm3_cube.jpg

Lo que hizo Vauquelin fue toda una obra de ingenio y todo un hito en la historia de la química. Los químicos ya eran peligrosos, ahora imagina lo que serían con su nuevo y atractivo juguete, un elemento más agregado a la tabla periódica.

Sólo por si te lo estás preguntando: Se llama cromo por la palabra griega «Chroma» que significa color, esto debido a que el cromo reacciona con muchos otros elementos, y dependiendo de con quién lo haga adquiere diferentes colores; rojo, azul, amarillo, naranja,  etc. Es una de las propiedades bellas de los metales de transición.

Demos un repaso rápido a las propiedades del cromo:

El cromo tiene el número atómico 24, esto significa que en el núcleo tiene 24 protones, por lo general 24 neutrones y en teoría debería tener 24 electrones para que de esta forma sea neutro (como cuando está en forma de metal plateado).

El problema es que no siempre tiene los 24 electrones, a veces le falta uno electrón, dos, tres, cuatro, cinco,  y en su estado más peligroso le pueden llegar a faltar hasta seis electrones.

Esto hace que el átomo de cromo sea algo «inestable» y esté buscando siempre la forma de reaccionar con lo primero que tenga a la mano. Por esa misma razón fue tan difícil descubrirlo, siempre está en óxidos, minerales, sales y otro tipo de sustancias. Muy raro es encontrarlo en su estado puro.

¿Y realmente es tan importante tanto alboroto por el cromo?, pues sí, el cromo es uno de esos elementos realmente importantes en la historia de la humanidad (como casi todos).

Para empezar lo tienes en el cuerpo, los bioquímicos no han llegado a estudios concluyentes sobre qué es lo que hace exactamente en el cuerpo, pero allí está, claro, sólo en un estado, es decir, cuando al cromo le faltan tres electrones (Cr+3).

Antes el acero no era inoxidable, sólo era acero común y corriente. Tras unos años del hallazgo, también se descubrió que si le ponías cromo al acero, ¡sorpresa!, se volvía acero inoxidable, de hecho fue toda un avance, ya que no sólo lo volvía inoxidable, también lo hacía brillar con una belleza increíble.

Todos los acabados en automóviles y otros artículos de lujo de base acero tienen que tener cromo sí o sí.

Claro, esto tardó muchos más años, ya que no se podía encontrar una forma de separar el cromo de carbono durante el proceso de calcinación, al menos no de una forma industrial.

Como dato curioso y morboso: Fue el químico Hans Goldschmidt quién descubrió la forma de hacerlo.

Todos los estudiantes de química hemos hecho vandalismo a través de 3 reacciones muy populares:

1.- Bombas de ácido clorhídrico y aluminio
2.- Bombas de humo (nitrato de potasio y azúcar).
3.- Termitas.

Las terminas también se conocen como «reacción de Goldschmidt», no es otra cosa que una mezcla de aluminio y el óxido de cualquier metal, normalmente se usa óxido de hierro, pero también se puede usar un óxido de cromo, y claro, separar el cromo «sin dejar rastros» del otro elemento que lo esté oxidando.

Dicha reacción es peligrosa si cae en manos equivocadas ─como las mías─, yo quemé una casa abandonada con esa reacción. Si te gustan las reacciones vistosas la termita es una de esas reacciones que no te debes perder, es increíblemente exotérmica (que desprende calor), sólo para que te des una idea, la termita puede alcanzar temperaturas de hasta más de 2500 grados Celsius, que se dice pronto, pero cuidado, es más de lo necesario para reducirte a cenizas.

De hecho la primera aplicación de la termita fue la de fundir las vías de los trenes (soldarlas) ya que la temperatura alcanzada es sorprendente.

Aquí tienes un vídeo divertido de la serie «The Big Bang Theory» donde no pueden quitar los birlos de una llanta para reemplazarla, uno de los personajes de la serie propone utilizar la termita para generar calor y derretir la tuerca, bueno, mejor observa por tu propia cuenta lo que sucede:

Pero bueno, ya  nos desviamos mucho del tema, como siempre, ¿y todo esto cómo para qué?, realmente poder separar el cromo a un nivel industrial revolucionó toda la industria del acero.

Esto hizo avanzar la siderurgia de una forma increíble, tanto así que todos se morían de ganas por poner acero inoxidable en prácticamente todo. Esto hizo que dos grandes empresas utilizaran a sus arquitectos para jugar bromas al público.

En Londres el teatro Savoy y en Nueva York la corporación Chrysler tuvieron la idea de cubrir sus edificios con el nuevo metal, algo nunca antes visto hasta aquél entonces.

De hecho, la entrada del teatro Savoy aún mantiene la increíble placa del nuevo brillante metal.

 

 

 

 

Lamentablemente Vauquelin no vivió lo suficiente como para ver toda la revolución que su descubrimiento causaría, como casi siempre suele pasar con los grandes descubrimientos.

Vauquelin murió un día como hoy pero del año 1829, (14 de noviembre,  fecha en la que se publica esta artículo), ¿y sabes?, tal vez fue bueno, porque los humanos somos raros y no todo lo que hacemos con los elementos es bonito y brillante.

¿Recuerdas que te conté que al cromo le pueden llegar a faltar hasta seis electrones?, bueno, esa es su presentación más peligrosa, a estos los llamamos «cromatos malos» y han sido usados a través de la historia en muchas aplicaciones, desde colorantes hasta recubrimientos, pero claro, antes no sabíamos la toxicidad que los mismos tenían.

¿Has visto los clásicos autobuses amarillos de USA?, el color amarillo se obtenía utilizando un compuesto derivado del cromo hexavalente, recuerda que en la entrada pasada dijimos que los colorantes siempre han tenido problemas para todo, he aquí uno de ellos.

La pintura del autobús se desgasta y nadie sabe dónde carajos queda, y claro, con ella todo el cromo hexavalente (Cr+6) queda más desaparecido que mis ganas de terminar la carrera. De hecho era tan característico y fascinante dicho color que así fue nombrado: «National School Bus Chrome».

¿Y hace tanto daño?, pues claro. Dado que tiene tantas ganas de reaccionar, lo suele hacer con los nucleótidos que forman tu ADN. El ADN como bien sabrás es el lenguaje de programación de tu célula, cuando lo jodes termina reproduciéndose de forma incorrecta, esto termina convirtiéndose en cáncer, y pues… Creo que ya sabes que el cáncer es malo, muy malo. Si no me crees intenta consumir un poco de cromo.

Nosotros no teníamos muy clara la idea de los riesgos cancerígenos del cromo, de hecho los descubrimos a las malas, checa lo que pasó:

En un despacho de abogados del sur de California trabajaba una bella asistente llamada Erin Brockovich, su trabajo simplemente era acomodar papeles. Mientras lo hacía se percató de un patrón, había cientos de papeles de indemnización relacionados a la salud de los habitantes de un pueblo llamado Hinkley.  Se le hizo algo curioso y se puso a investigar, a lo que llegó fue a algo monstruoso.

Allí por el pueblo existía una torre de compresión de gas, tal vez esto te suene a chino, pero para eso estoy yo.

La compañía Pacific Gas and Electric Company (PG&E) se dedicaba a extraer gas y suplir a todo el oeste de California. Para hacer esto se suele comprimir el gas y luego es bombeado a través de miles de kilómetros de tuberías a una determinada presión y una determinada velocidad.

El problema  es que no se hace sólo una vez, en mecánica de fluidos se aprende que esta presión y velocidad caen debido a factores de fricción, a las curvas que hay en las tuberías y otros factores.

En cada tramo de varios kilómetros se ponen estaciones de compresión, donde se vuelve a repetir la acción de comprimir y bombear el gas.

En las estaciones de compresión se utilizan unas torres de refrigeración que funcionan con agua, ¿el problema?, bueno, pues el agua y el aire con el tiempo las llenan de corrosión y eso es malo, es caro.

Los ingenieros a cargo ─que no son tan buenos como yo─, tuvieron la increíble idea de poner cromo hexavalente en el agua de las torres de refrigeración, así evitarían que hubiese corrosión. El agua después de ser utilizada era vertida en el suelo.

El problema es que dicha agua alcanzó los mantos acuíferos subterráneos, los cuales eran la principal fuente de agua potable del pueblo de Hinkley. Esto hizo que cientos y cientos de los habitantes se llenaran de fallos hepáticos (hígado), fallos renales y cáncer. Todo un festival de gente enferma.

Por eso Erin Brockovich es nuestra heroína, ella se percató de esto y no descansó hasta llevar a juicio a la empresa. La empresa perdió y tuvo que pagar cientos de millones, tanto a la ciudad como a cada habitante, también tuvo que pagar la remediación del suelo (que hasta la fecha sigue).

Lo único que han hecho por años es verter etanol (porque el etanol sirve para todo, nos hace felices y salva al mundo) en la tierra, de ésta forma se aseguraron que dicho alcohol oxidara de nuevo al cromo hexavalente y se mantuviera en un compuesto más estable.

¡Pero que jugada la de Erin Brockovich!, tan así de trascendentes fueron sus acciones que se hizo una película con su nombre: «Erin Brockovich», dirigida por Steven Soderbergh.

La película fue estrenada el año 2000, ¡y que peliculón!, tuvo cinco nominaciones: Mejor película, mejor director, mejor actriz, mejor guion original y mejor actor de reparto.

El papel de Erin Brockovich fue interpretado por la bella Julia Roberts, y bueno, ella fue la que se llevó el galardón de las cinco nominaciones.

¿Quién lo pensaría?, que curioso se relacionan las cosas, pareciese que todo está conectado, los exploradores que encontraron por primera vez el plomo rojo de la mina de Siberia jamás imaginarían que sería tan dañino y fascinante como para poner un premio Oscar en las manos de Julia Roberts.

Gracias por todo lo que hiciste Vauquelin, ¿qué mejor día para recordarte que el día que te cargó la chingada?, no te sientas mal en tu tumba si tus descubrimientos nos llenaron de cáncer, al fin de cuentas dijo el famoso escritor Stanislaw: «La ignorancia humana no permanece detrás de la ciencia, crece tan rápidamente como ésta».

En fin, suficiente drama por hoy, nos vemos en la siguiente entrega de #CienciaVulgar, ¿cuándo?, la siguiente semana ;). Si te gustó ya sabes qué hacer, comparte con tus amigos, hermanos, padres, mascotas, pero sobre todo con tu abuela, porque yo sé que a tu abuela le encantan estas historias que le hacen tener paranoia.

Eso ayuda a que el blog llegue a más gente y que las personas empiecen a cuidarse del cromo y de las corporaciones de gas.

#PeaceOut.

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Bibliografía para gente morbosa.

Me recomendó una amiga que estaría bueno poner biblografía, lo cual no lo creo porque no sé qué tiene de interesante listar libros, pero bueno, aquí están algunos libros que les pueden servir para saber más del tema:

─ Simon, J. (2016). Chemistry, Pharmacy and Revolution in France, 1777-1809. New York, Routledge. (Primera edición, 2005, por Ashgate Publishing).

─ Kyle, R.A.; Shampo, M.A. (1989). Nicolas-Louis Vauquelin- discoverer of chromium. Mayo Clinic Proc, 64(6): 643.

─ «The ‘Erin Brockvich effect’: How media shapes toxics policy. Heath, David (3 June 2013)

─ The John Zink Hamworthy Combustion Handbook, Second Edition: Volume II.

─ La Wikipedia (en inglés por favor).

─ Mi prodigiosa mente.

 

Descubrimientos serios para gente muy banal: La importancia de llamarse Röntgen.

Como bien sabrán, aquí en #CienciaVulgar nos gusta mucho mezclar los temas, hacer juegos de palabras y conectar la ciencia con todas las otras áreas del conocimiento humano, por eso nos salen títulos tan extraños, además de que te obligo a que te intereses en muchos temas a la vez ─así también justifico el hecho de que me desvío por cualquier cosa─. Como sea, agárrate de tu asiento que hoy te traigo una de esas cosas de ciencia que debes saber sí o sí para que puedas decirle a los demás que «amas la ciencia» ─aunque no sepas un carajo─ y no te sientas tan mentiroso contigo mismo.

¿Preparado?, ¿no?, igual vamos a ello:

Los científicos siempre han tenido una fascinación por todo lo que brilla, todo lo que arroja luz. No te imaginas las revoluciones científicas que han habido para explicar la razón por la cual algunas cosas brillan, de hecho así nació la física cuántica, pero bueno, eso es harina de otro costal, que claro, espero poder contar después en éste mismo espacio.

Gracias a la espectroscopia ─que es el estudio de la interacción entre la radiación electromagnética y la materia─ la ciencia pudo dar pasos agigantados. No era raro que allá por mediados del siglo XIX los científicos empezaran a jugar a echarle luz a todo lo que se moviera sólo «para ver qué pasaba».

Precisamente eso fue lo que hizo el químico William Crookes por aquellas fechas. Para entenderlo mejor imagina lo siguiente:

Un tubo con unos gases en su interior, en los extremos del tubo hay dos placas de metal, a dicho tubo le conectas electricidad, negativo con negativo (ánodo) y positivo con positivo (cátodo), y ahora tenemos magia, de la nada empieza a brillar con distintos colores dependiendo el gas que tengas en su interior. De hecho estas cosas herejes existen desde 1850, se llaman «tubos Geissler» ─por su inventor; Heinrich Geissler─, claro, el problema es que nadie entendía porque esos tubos hacían lo que hacían.

Tubo geissler

(Algunos tubos Geissler)

Si te sirve de consuelo tú has visto los tubos Geissler en acción muchas veces, las famosas «luces de neón» no son otra cosa que un tubo Geissler con gas neón dentro, fin de la historia.

El problema es que en la ciencia no nos podemos quedar con un simple «¡Mira que chulos son esos colores!», claro que no, hay que explicar cómo, cuándo y el más difícil de todos: ¿Por qué?

Vale, los tubos esos brillaban, pero; ¿por qué?, ¿no importaba el tipo de gas?, pues bueno, esa misma idea cautivó a Crookes. ¿Recuerdas que él andaba jugando a echarle luz a todo lo que se movía debido al auge de la espectroscopia?, pues ahora se puso manos a la obra con los tubos esos y los brillos, digo, Crookes ya era famoso, había descubierto el elemento talio con la ayuda de la espectroscopia, pero no le bastaba, había que ir a por más.

Crookes se percató que si ponías el tubo al vacío, sorpresa, también se veían unos rayos de colores, o sea, no era el gas, las placas mismas emanaban esos misteriosos rayos. Cada vez ese rompecabezas pagano y excomulgado se ponía más escabroso.

Los científicos famosillos de la época llegaron al acuerdo de llamarlos «rayos catódicos» ─de hecho fue Eugen Goldstein─, y también de pasada a los tubos se les llamó igual, porque claro, así se generalizó a esos tubos en la época, no nos vayan a cobrar más impuestos por distintos nombres. Ya fueran tubos Geissler, tubos Crookes, tubos fulano o tubos mengano, todos tenían exactamente la misma dinámica, aquí lo importante era saber la razón por la cual esos malditos tubos empezaban a brillar cuando se les aplicaba un voltaje.

Pero bueno, dejemos de hablar de herejes que no aportarán más a la trama de la historia, por cierto, digo «herejes» porque una de las curiosidades de Crookes es que era una persona algo… Extraña. Se dedicaba al espiritismo, la metafísica, realizaba sesiones con médiums y otras cosas, de esas que todos hacemos, todo un estuche de monerías mí buen Crookes, descanse en paz ─posiblemente en el infierno─, ¿y nosotros?, bueno, a lo nuestro:

¿Quién iba a dar con la respuesta a los colores y demás?, pues te sorprenderá, pero absolutamente nadie. Al menos nadie de la época, pero deja te explico la razón:

En aquél entonces no se conocía la estructura subatómica, es decir, no se sabía lo que era un protón, neutrón y electrón. Se sabía que existían átomos, pero nadie sabía a ciencia cierta si el átomo estaba conformado por partículas aún más pequeñas, se sospechaba, pero de una sospecha no pasaba.

Curiosamente los tubos esos sirvieron para demostrar la existencia del electrón, pero no sirvieron del todo para por si mismos explicar todos los fenómenos que se estaban observando, lo importante es que esos tubos llevaron a un experimento que daría fruto a un descubrimiento monumental, uno de esos descubrimientos que ¡ufff!, ni pa’ qué te cuento, bueno, sí te cuento, total, ya llevamos la mitad de la historia, ¿qué más nos queda?, vamos a ello, no perdemos nada por aprender un poquito más:

Viajemos hasta 1895, unas décadas después de todas las dudas que existían con los tubos que echaban luz. ¡Pero qué año!, apenas a inicios de 1895 Oscar Wilde publicaba su famoso libro «La importancia de llamarse Ernesto».

Y digo «famoso» con un más que obvio sarcasmo, porque si le pides a las personas que te mecionen 3 libros de Wilde sólo te dirán los siguientes:

1.- El  retrato de Dorian Gray.
2.- El  retrato de Dorian Gray.
3.- El  retrato de Dorian Gray.

¿Y qué pasó con la importancia de llamarse Ernesto?, bien, gracias.

De hecho es un libro que sí o sí debes leer, prácticamente es la mejor ─en mi opinión─ obra de Wilde, Que por cierto, el libro original se llama: «La importancia de llamarse Ernesto: Comedia banal para gente muy seria» (una de sus tantas traducciones). Dicho libro no es otra cosa que una historia que refleja de la manera más ostentosa el famoso principio maquiavélico: «El fin justifica los medios». La hipocresía, las mentiras y todas las máscaras que las personas utilizan para conseguir lo que ellos desean son válidas siempre y cuando las mismas nunca sean descubiertas, y claro, las acciones utilizadas tengan un buen visto ante la sociedad. ¿Y qué pasa con la persona honesta?, pues es la persona que queda en la peor posición ante la sociedad, bien lo dijo Wilde con su frase: «En todos los asuntos de importancia, el estilo, no la sinceridad, es lo verdaderamente esencial».

¿Y tiene mucho que ver Wilde con nuestro relato?, pues sí y no. La década que concierne a 1890 fue una época extraña, por algo se le conoce como «la década Málva». En esos años se logró sintetizar por primera vez la famosa anilina, que no es otra cosa que un colorante. Pero claro, en aquella época nadie sabía cómo conseguirlo.

Los «buenos modales», «vestir la moda» y todas esas cosas superficiales eran lo más destacable de la época, todavía lo son. Y claro, de esos factores se valió Wilde para hacer su crítica. Cosas tan nimias como el color de la ropa eran codiciadas, sobre todo por el tema de los colorantes, no existían tantas materias primas y nadie sabía hacerlos de forma artificial, como sea, la anilina fue el descubrimiento más destacable de la década. No digo que esté mal, tampoco que esté bien, pero hacía falta algo más destacable, la ciencia podía dar más, no un simple colorante.

Ya que se me piró lo de la objetividad y este texto ya no sé ni para donde va, deja te explico la etimología de todo lo anterior mencionado:

«Mauveine» es la palabra inglesa original del nombre del colorante, W.H. Perkin la descubrió por accidente por eso del 1856, mientras intentaba oxidar cosas (dicho mal y pronto: Agregar oxígeno a las cosas, ─no me maten químicos orgánicos─), curiosamente el primer color que logró sintetizar fue el púrpura, y así lo patentó: Púrpura de anilina. Después del púrpura le siguieron todos los demás.

Eso fue realmente importante, porque la humanidad llevaba muchos años intentando conseguir el púrpura de forma sintética, así que lo que encontró Perkin fue oro, oro púrpura.

¿Quieres saber por qué era tan caro ese maldito color?, bueno, para eso estoy yo, tu escritor procrastinador favorito:

Existe un molusco llamado cañadilla, dicho molusco emana de sus glándulas branquiales una sustancia púrpura, la cual era perfecta para usarse de colorante. Claro, el problema es que para teñir una pieza de ropa se requería sacrificar entre unos 9 mil a 10 mil moluscos. Demasiado caro, sólo la alta clase podía pagar un colorante cuyo peso lo valía en oro. Por algo también se le llamó «púrpura real», sólo la realeza lo usaba.

Curiosamente era obligado para los judíos este color, el mismo Torán dictaba de que color debían ir los supuestos soldados de Dios,  ¿Puedes adivinar qué color era?, exacto.

Que no te extrañe, los famosos «purpurados» ─cardenales─ de la iglesia católica tienen el nombre debido al codiciado color púrpura obligado en su vestimenta, y esto desde el año 1400, un color púrpura que sólo se lograba sacrificando a miles y miles de los pobres moluscos.

Como sea, gracias a Dios, Perkin salvó la vida de los pobres moluscos y puso fin a ese capítulo oscuro de la historia de los colorantes, que claro, en otra entrega del blog retomaré con todo el placer del mundo, porque tiene mucho de dónde agarrar.

Pero bueno, ¿de qué estaba hablando?, cierto, 1895, las apariencias, los superficial y lo superfluo.

Por suerte la ciencia nos iba a dar algo más relevante, algo que nos iba a recordar que lo más importante… Está debajo de la piel.

Wilhelm Conrad Röntgen era un ingeniero mecánico y físico alemán que se encontraba fascinado por toda la espectroscopia que estaba en boga, y claro, fascinado por el funcionamiento y origen de los famosos «rayos catódicos».

Roentgen2

(Wilhelm Conrad Röntgen​).

Mientras todos estaban fascinados con los colorantes a Röntgen lo que le interesaba era la luz.

Bien decía mi libro de química general del cuál sólo logro recordar ésta frase: «Los descubrimientos suelen ser casualidad, pero ante las mentes preparadas nunca pasan desapercibidos», y sí, en la ciencia no se cree mucho en las casualidades, y lo que le pasó a Röntgen fue algo que para muchos fue suerte, pero claro, el hombre estaba más que preparado… Mira lo que pasó:

Una noche del 8 de noviembre de 1895 (un día como hoy), Röntgen tenía derramado sobre su mesa unas sales llamadas «Sales de Krogmann», que dicho mal y pronto: Es la combinación de cianuro y platino más otro elemento adicional, hay muchas sales, pero para hacer la historia sencilla imaginemos que sólo hay una y que se llama «Platinocianuro de bario», y que claro, dicha sal es la que estaba en el laboratorio de nuestro héroe.

Con las sales derramadas y con el tubo encendido Röntgen se percató que las sales estaban brillando (tenían «fluorescencia»), ¿qué estaba pasando?, ¿qué clase de brujería se suscitaba en su laboratorio?, Röntgen hizo lo que toda persona hubiera hecho: Apagar el tubo.

En ese instante las sales dejaron de brillar, volvió a encender el tubo y las sales volvieron a brillar.

Röntgen se sintió fascinado, así que ─mira que intuitiva es la mente preparada y como vence a la «casualidad»─ decidió tapar con una cartulina negra el tubo, ¿qué pasó?, ¡Las sales seguían brillando!

Colocó las sales sobre una placa y empezó a alejarla cierta distancia, seguían brillando, luego tapó las sales, seguían brillando, tapó las sales y el tubo, seguían brillando.

Se salió de su laboratorio y las sales seguían brillando, salió de su laboratorio y cerró la puerta, adivinaste… El cuervo seguía allí, posado, inmóvil y nada más, ¡digo!: ¡Las sales seguían brillando!

Tras muchos experimentos Röntgen llegó a la conclusión más obvia: «No sé cómo y tampoco sé la razón exacta, pero aquí hay un nuevo tipo de luz, una especie de rayos capaces de penetrar los materiales, no sé qué tipo de rayos sean, los voy a llamar rayos-X».

Damas y caballeros, así fue como Röntgen descubrió los rayos-X.

Y no sólo eso, por suerte Röntgen era muy aficionado de la fotografía. No tardó mucho en cambiar su placa con sales de platinocianuro por una placa de fotografía, las cuales eran (y son) muy sensibles a todo tipo de luz (incluso a la que no podemos ver), porque tanto los rayos-X, los rayos gamma, las ondas de radio, las microondas, todas son distintas caras de una misma moneda, sólo es cuestión de ver cuál tiene más energía (distinta longitud de onda).

De hecho, se percató que los huesos de su mano se quedaron parcialmente grabados en la placa de fotografía, pero dado que el equipo era muy grande no lo podía operar él solo, ergo, le pidió ayuda a su amada esposa Bertha Röntgen.

Y pues sí, gracias a ello nació una de esas fotografías que son un hito en la historia de la ciencia, la famosa «mano de Bertha», en sí, la primera radiografía de la historia, te la presento:

First x-ray

(Primera radiografía en la historia, la mano de Bertha).

De hecho puedes apreciar que en el dedo anular se ve con claridad el anillo de boda de la señora Röntgen.

Sobre dicha radiografía podemos plantearnos de entrada unas 10 preguntas interesantes, pero aquí te voy a poner la que de debiste plantearte ─y que yo me hubiera hecho al instante─:

¿Por qué sólo se ven los huesos?

Sólo te voy a contestar esa, porque al fin de cuentas ya me pagaste por hacer esto, espera, no, no me pagaste, pero bueno, éste buen corazón altruista que no sabe cuando detenerse:

Para contestarla hay que remontarnos a ciencia de los materiales, pero dado que eso tomaría otros 5 artículos de 3000 palabras, pues te lo voy a contestar de la forma más burda que se me pueda ocurrir.

Los huesos son más densos, es decir; tienen más materia concentrada en una determinada cantidad de espacio. Por si fuera poco están hechos de calcio y fosforo y todo está increíblemente compactado en un cristal llamado «hidroxiapatita», algo que conocerás mejor cuando estudies los famosos cerámicos (si es que algún día decides suicidarte y empezar con la herejía de la ciencia de los materiales).

Sólo imagina lo siguiente: El calcio tiene 20 protones y 20 neutrones en su núcleo, lo cual es demasiado si lo comparas con los otros elementos de tu cuerpo ─en su mayoría carbono e hidrógeno─. Cuando los rayos X inciden en tu cuerpo, tienen más probabilidad de «impactar» contra núcleos muy grandes que contra núcleos pequeños (algo obvio), ergo, en los huesos hay más «colisiones» (absorción) debido a esos núcleos grandes del calcio, ¡ojo!, no todos los rayos X se absorben, de hecho son muy pocos en comparación con todos los rayos-x que se irradian, pero por el simple hecho de que allí hay más lugares para incidir, pues bueno, la historia termina contándose sola.

Röntgen claro que se percató de esto, se dio cuenta que entre más denso era el material menos penetraban dichos rayos, llegando hasta el punto de concluir que el plomo era completamente impermeable a dichos rayos.

El descubrimiento de Röntgen revolucionó la ciencia, la gente también llegó a llamar a dichos rayos «Rayos Röntgen», pero al final se les terminó llamando rayos-x por la nostalgia y el cariño.

A las semanas ya se empezaron a utilizar en humanos y se realizaron radiografías de todo el cuerpo, dichas radiografías revolucionaron por completo la medicina.

Obviamente es un tipo de radiación muy energética, y claro, en aquél entonces no se conocían las consecuencias, pero no tardaron mucho en descubrirse, y gracias a cómo Röntgen estudió dicha área se pudo encontrar la forma de combatir la radiación (como usando recubrimientos de plomo).

Curiosamente el fósforo, los recubrimientos de plomo, los rayos-X y los tubos catódicos dieron paso a lo que más tarde sería la televisión, pero bueno, el funcionamiento e historia de la misma la dejaremos para otro día, porque ya llevo escribiendo como una hora y ya me duelen mis manos.

Por su increíble descubrimiento Röntgen recibió ¡el primer premio Nobel de física!, en el año de 1901, así es mis lectores, ¡el primer Nobel!

Muchos años después se inmortalizó el nombre de Röntgen en la misma tabla periódica. El elemento 111 fue bautizado como «Roentgenio» en honor al físico, y allí está, en todas nuestras tablas periódicas, viviendo por siempre con nosotros.

Gracias a Röntgen se pudieron salvar muchas vidas, se pudo abrir la mente y empezar a indagar en otras áreas, se pudo olvidar lo superficial de la época y poner interés en la ciencia que realmente ayuda al hombre y no a la que sólo alimenta el ego.

Como ya había mencionado y por más irónico que suene: Röntgen nos devolvió los pies a la tierra, y como siempre pasa, nos dejó más que claro que lo importante no está en el púrpura de tu camisa o en cuánto dinero tengas en tus bolsillos.

Lo más importante siempre está debajo de la piel…

Gracias Röntgen, ¿qué mejor día para celebrarte que un 8 de noviembre?

 

#PeaceOut

P.S.

Si te gustó y/o aprendiste algo comparte con tus amigos, con tu mamá, tus hermanos, pero como dice el blog: Sobretodo con tu abuela, porque está cabrón aventarse artículos de 3000 palabras y que sólo los lean los que ya  saben ciencia, jajaja, porque se busca que lo lean los que NO saben ciencia, ayúdame a educar al mundo.

Nos vemos en la siguiente entrega de #CienciaVulgar, ¿cuándo?, no sé, pero será pronto, ya mero salgo de vacaciones.

#PeaceOut