Johann Friedrich Böttger: El alquimista de los huevos de oro.

Bienvenido seas de nuevo a otro artículo de Ciencia Vulgar. Hoy estamos reunidos en esta hermosa tertulia llena de alcohol y drogas para hablar de los personajes más simpáticos de la historia: Los alquimistas.

Ya hemos hablado mucho de ellos en el blog, sin embargo, todavía hay cientos de fascinantes historias que giran en torno a estos personajes y sus peculiares vidas. Hoy vamos a ver una graciosa historia de las consecuencias de las mentiras, como si se tratase de la historia del niño que gritaba lobo y al final por mentiroso se lo terminaron comiendo, pues bueno, con los alquimistas no fue muy distinto.

Sin más que agregar, vamos a lo que nos concierne:

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Johann Friedrich Böttger fue un alquimista alemán nacido en la ciudad de Schleiz (Alemania) en el año 1682. Centrarnos en su vida temprana o quebrarnos la cabeza para saber si le gustaba mucho comer mango, son el tipo de detalles que no valen la pena indagar, sin embargo, lo que si vale la pena mencionar es que una vez de adulto tuvo una ferviente devoción por dos pasatiempos: La magia y la alquimia. Sí, ambos se escuchan igual de malos. Pero bueno, estamos hablando del siglo XVII, ¿qué más se podía esperar?

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Böttger.

El buen de Böttger se dedicaba a realizar exposiciones de sus distintos trucos de magia, que más que la susodicha magia, cabe destacar que era ilusionismo, engañar al espectador jugando con su atención. Si hay cosas malas que nunca combinen con la profesión de «mago», son sin lugar a dudas la arrogancia, la vanidad, la egolatría y la fanfarronería. Cosas que se le daban muy bien a este alquimista.

Böttger tenía especial interés en competir en las audiciones por el papel de Harry Potter, así que se la pasaba horas y horas buscando la famosa piedra filosofal, objeto mítico que, como bien sabemos, otorga la inmortalidad, convierte el plomo en oro y vuelve locas a todas las chicas (supongo).

Tanto fue su obsesión, que el pobre loco empezó a decir que él poseía el secreto para transmutar el plomo y otros materiales en oro. Esto es importante, la transmutación fue un secreto perseguido por cientos de años, nunca logrado, pero bien conocido por todos.

Por si fuera poco, no le fue suficiente el hecho de decir que sabía hacer dicha transmutación, sino que, abusando de su habilidad en el ilusionismo, engañaba a la pobre sociedad haciéndolos creer que en verdad sabía hacer oro.

Lo único que sabía hacer era engañar, desaparecer objetos jugando con la atención del espectador y luego apareciendo como por arte de magia una moneda de oro o una pepita, bueno, son cosas que se pueden aprender viendo muchos vídeos en YouTube, sin embargo, las personas del siglo XVII y XVIII poco sabían de YouTube y de ilusionismo, así que se dejaban seducir por los encantos de Böttger y se la terminaban comiendo toda.

El boca a boca fue alzando el prestigio del alquimista, pero, con lo que no contaba dicho hombre, es que más que prestigio era una metástasis, pues el rumor llegaría a los oídos del rey de Polonia, Augusto el Fuerte.

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Augusto el Fuerte.

De Augusto podemos decir mucho, es un personaje famoso en la historia, cuentan los rumores que podía tomar ocho litros de vino al día y que tenía un hijo por cada día del año, cosa que no me voy a detener a desmentir o confirmar, pero lo que sí está claro es que el hombre era de gustos caros y que pagarlos era esencial.

Cuando Augusto se enteró de las habilidades del alquimista, cual fábula de Esopo vio en Böttger una seductora y muy sensual gallina de huevos de oro, ¿lo siguiente?, ir a por él.

Cuando Augusto termina dando con Böttger, le pide que fabrique oro para él, sin embargo, por miedo a que el famoso alquimista escapara, decide encerrarlo en un calabozo de su castillo hasta que fabrique cientos y cientos de toneladas de aquel material.

Cabe destacar (por obvias razones) que Böttger no sabía hacer oro, así que el pobre sujeto iba a estar encerrado toda su vida. Sin embargo, Böttger no era precisamente estúpido, y tenía una vaga idea de cómo hacer otro material igual de valioso para aquella época…

¿Cuál?, pues nada más y nada menos que la porcelana.

¿La porcelana? —Te estarás preguntando—, pues sí, la porcelana. Resulta que hace años la forma de hacerla era un secreto muy resguardado por los ingeniosos y egoístas chinos, en Europa nadie sabía cómo fabricar aquél material, por si fuera poco —como con todo lo extraño—, sobre aquél material giraban cientos de rumores atribuyéndoles propiedades fantásticas: Se decía que si bebías desde un vaso de porcelana era imposible ser envenenado, y también se decía que los chinos para demostrar su increíble virilidad, habían erigido un palacio hecho de porcelana.

¡Woorale!, la porcelana era tan importante que demostraba el poderío económico de un imperio considerando los juegos de té hechos de porcelana… Vale, lo compro, ¿pero un palacio?, tal vez es algo exagerado, ¿no crees?, ¡pues que se te caigan los calzones!

Aquella torre si existió, era nada más y nada menos que la famosa Pagoda de porcelana una torre de nueve pisos (aproximadamente 80 metros de alto) hecha a base de pura porcelana. Debido a las exploraciones europeas fue que el mundo se enteró de su existencia, muchos la consideraban una maravilla del mundo.

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La vieja pagoda de porcelana.

Pero como toda buena maravilla, primero fue alcanzada por un rayo (lo que destruyó los pisos superiores), y años después, fue destruida por la batalla de Taiping. Que total, era como romper un plato grandote, era de esperar que algo le pasara, ¿no crees?

Sin embargo, en el 2010, un loco llamado Wang Jianlin, hizo una donación de algunos cientos de millones de dólares por amor a su cultura y sus raíces para que dicha torre fuera restaurada. Actualmente está localizada en la ciudad de Nanjing. Si algún día viajas a la tierra de los hombres de los ojos cerrados, pues bueno, ya tienes algo que visitar. En caso de que no vayas, igual te dejo una imagen.

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Torre de porcelana de Nanjing

Pero estamos desviándonos, ¿de qué hablábamos?, ¡ah sí!, Böttger.

Pues el hombre ya se encontraba en un calabozo, fue asignado como asistente de un famoso hombre llamado Ehrenfried Walther von Tschirnhaus, no te preocupes si no puedes mencionarlo, yo tampoco pude.

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Este hombre ya se encontraba trabajando en la fabricación de la porcelana, como te dije, era un secreto muy ambicionado por todos los europeos. Aunque no se sabe cómo lo hizo a ciencia cierta, Tschirnhaus  elaboró porcelana con la ayuda de Böttger, y este último se ganó su libertad.

Augusto el Fuerte de inmediato ordenó que se hiciera una fábrica, la famosa «fábrica de Meissen», lugar que se dedicaría a fabricarla por toneladas. Ofreciéndole a ambos un enorme sueldo, tan alto que Böttger decidió quedarse por un tiempo.

Sin embargo, Tschirnhaus falleció antes de ver terminada dicha fábrica. Entonces te pregunto… ¿Quién crees que se quedó con la receta de la porcelana?, nada más y nada menos que el joven alquimista fanfarrón: Böttger. Esta es la razón por la cual muchos historiadores le adjudicaron la receta de la porcelana a Böttger y no a Tschirnhaus. Pero esa ya es harina de otro costal, muchos acuerdan en que fue un descubrimiento mutuo.

Pero poseer aquél secreto tenía consigo una ironía muy grande, ahora que Böttger era el único que sabía cómo fabricar porcelana, el hombre valía más, así que Augusto el Fuerte ya nunca lo dejó ir.

Vaya historia, solo en caso de que te estés preguntando: ¿Y qué carajos es la porcelana?, te lo voy a explicar rápido, digo, te puede servir en caso de que alguna vez te encierren en un calabozo por decir que sabes fabricar oro, aunque lo más probable (si eres de México) es que te secuestre un narco, no un rey:

50% de caolinita. La caolinita es un mineral [Al2Si2O5(OH4)] que se utiliza en la industria agroquímica para las plagas. El veneno para hormigas suele tenerlo, sirve para “impregnar” el agente activo en la estructura de dicho mineral. También sirven como pigmento de revestimiento en la fabricación del papel.

25% de cuarzo. Aquí el secreto de que ciertas vajillas de porcelana presenten esa propiedad de ser traslucidas.

25% de feldespato. Es un mineral (de los más abundantes en la corteza) que se utiliza principalmente para la cristalería de todo tipo. De hecho, donde veas vidrio, porcelana o cualquier cristalería en general, lo más probable es que tenga feldespato.

Luego de que combinas estos tres ingredientes, a grosso modo solo es calentar hasta casi dos mil grados Celsius para que se fundan, luego enfriar.

La porcelana es un material que tiene una alta resistencia al ataque químico, por esa razón se utiliza en mucha instrumentación de laboratorio. También tiene una alta resistencia al choque térmico, puedes cambiarlo de frío a caliente o de caliente a frío sin que el material se rompa —algo que no pasa con otro material de laboratorio, véase el caso del pyrex (vidrio borosilicatado)—.

Muy interesante como fue ambicionada la porcelana y los múltiples intentos que se hicieron para poder dar con ella, muy interesante toda la historia de nuestra Rapunzel alquimista. En general la historia de la ciencia siempre es fascinante y guarda con ella anécdotas muy divertidas.

Sin embargo, este problema (más que de composición química), no radicaba tanto en los materiales, si prestas atención solo son tres, dar con ellos no es difícil.

El problema fueron los casi dos mil grados Celsius que se tenían que alcanzar en el horno, pero bueno, eso ya será una historia para otro artículo, la transferencia de calor tiene mucho que decir sobre eso 😉

Sin más que agregar de momento me despido, recordándote que si aprendiste algo o te pareció interesante, puedes seguirme en mi página de Facebook para estar al tanto del nuevo artículo de cada semana (¡cof, cof!).

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¡Hasta la próxima, saludos!

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